La dieta mediterránea rica en grasas saludables cuida la salud del corazón
Un nuevo estudio comprobó que las dietas bajas en carbohidratos y altas en grasas, son un esquema saludable para proteger al corazón. De manera específica un alto consumo de grasas insaturadas, tiene el poder de mejorar la resistencia a la insulina y reducir los marcadores que se asocian con mayor riesgo de enfermedades cardiacas
Durante toda la semana con motivo el Día Mundial del Corazón, se habló sobre los mejores hábitos para proteger la salud cardiovascular. Con base en ello salió a la luz un novedoso estudio encabezado por Investigadores del Hospital de Niños de Boston, la Universidad Estatal de Framingham y la Facultad de Medicina de Harvard, en el cual se comprobó que seguir una dieta baja en carbohidratos y rica en grasas, es un esquema con grandes beneficios para la salud del corazón. Un hallazgo interesante que deja atrás los viejos temores sobre los riesgos para la salud de comer demasiadas grasas.
El estudio fue publicado el pasado 28 de septiembre en The American Journal of Clinical Nutrition. Y comprueba que las dietas ricas en grasas insaturadas como el pescado graso, el aceite de oliva y las nueces, bajo el esquema de alimentación mediterráneo pueden ayudar a reducir el colesterol y estabilizar el azúcar en la sangre. Los investigadores de las reconocidas instituciones, llevaron a cabo un ensayo de alimentación controlado aleatorio para ver cómo las dietas bajas en carbohidratos podrían afectar los marcadores de resistencia a la insulina y la salud del corazón. De tal modo que observaron a 164 personas con sobrepeso y obesidad, pero sin algún diagnóstico de diabetes o enfermedad del corazón, quienes completaron una restricción calórica al seguir una dieta enfocada en la pérdida de peso.
Después de la pérdida de peso, se les asignó una de tres dietas de mantenimiento de peso diferentes durante cinco meses: una dieta baja en carbohidratos (no más del 20% de las calorías diarias de carbohidratos), moderada en carbohidratos (40%) o alta en carbohidratos (60%). Y los resultados fueron contundentes: los investigadores encontraron que la reducción de carbohidratos estaba relacionada con mejoras significativas en las medidas de resistencia a la insulina, la capacidad del cuerpo para responder a la hormona insulina para controlar los niveles de azúcar en sangre, un factor clave en el riesgo de padecer diabetes tipo 2.
Uno de los datos más relevantes del estudio, es que las personas que siguieron una dieta baja en carbohidratos tampoco mostraron signos de efectos secundarios de la dieta alta en grasas. De hecho, las medidas de la salud del corazón, como los niveles de colesterol, la presión arterial y los triglicéridos, se mantuvieron estables y en muchos casos mejoraron. Estos resultados sugieren que una dieta baja en carbohidratos y alta en grasas puede tener beneficios prometedores para la salud en general y menos riesgosa de lo que se creía anteriormente.
Estos resultados llegan a poner en duda, algunas referencias anteriores en las que se sugería que las dietas bajas en carbohidratos y cetogénicas (ricas en grasas saturadas) pueden ser riesgosas para la salud. De cierta manera a estas alturas, es innegable decir que las dietas bajas en carbohidratos y cetogénicas han sido un tema bastante controvertido. Si bien, son tendencias que han ganado mucha popularidad en los últimos años sobre todo por sus beneficios para bajar de peso de manera bastante acelerada; diversos nutricionistas y médicos han expresado su preocupación por los riesgos de salud que implica un alto consumo de grasas. La grasa saturada en alimentos como la mantequilla, el tocino, los huevos, los productos lácteos enteros y la carne roja se ha relacionado con niveles más altos de LDL o colesterol “malo” y un mayor riesgo de enfermedad cardíaca. Aún así, una creciente evidencia ha encontrado que las dietas bajas en carbohidratos pueden ser efectivas para perder peso y controlar la diabetes.
Con estos aspectos co o antecedente, los investigadores quisieron probar si los beneficios de la dieta baja en carbohidratos tenían el costo de un mayor riesgo de problemas cardíacos, posiblemente debido al alto contenido de grasas de la dieta. Los participantes de la dieta baja en carbohidratos consumieron el 21% de sus calorías diarias de grasas saturadas y aún vieron mejoras en la salud del corazón, lo que sugiere que en la mayoría de los casos los beneficios de la dieta baja en carbohidratos pueden superar los riesgos propuestos.
Cabe mencionar, que los investigadores recalcaron que aún no está claro a partir del estudio si las dietas bajas en carbohidratos más restrictivas, como aquellas con un 10% o menos de calorías diarias provenientes de carbohidratos, pueden ser riesgosas para la salud del corazón. También quedan algunas interrogantes sobre los efectos de esta dieta en poblaciones de alto riesgo, ya que los participantes eran relativamente saludables y tenían el colesterol bajo desde el principio.
De lo que no existen dudas es que seguir un estilo de alimentación inspirado en la dieta mediterránea, es uno de los esquemas más benéficos para la salud del corazón. Las fuentes de grasas insaturadas como el pescado y el aceite de oliva, están relacionadas con los beneficios comprobados científicamente para la salud que ofrece el esquema mediterráneo. Por lo tanto apostar por el consumo de las mejores fuentes de grasas insaturadas como son los pescados grasos, nueces, semillas y aceite de oliva, se asocia con prometedores resultados para la salud y es clave en la reducción de enfermedades crónicas como la diabetes, obesidad, depresión, hipertensión y la amplia gama de afecciones cardiovasculares.
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