Qué tan efectivas son las vacunas contra COVID ante la variante Ómicron
Ante la aparición de la variante Ómicron, los científicos están analizando si es necesario hacer modificaciones a las vacunas actuales para que sean efectivas ante la nueva mutación del coronavirus
Hay una característica de la variante Ómicron que preocupa a los científicos: su gran cantidad de mutaciones, particularmente las que afectan a la proteína pico del virus SARS-CoV-2. Las vacunas existentes se basan en dicha proteína para generar una respuesta inmune en el organismo; pero si cambia demasiado, puede afectar qué tan efectivas son las vacunas contra COVID ante la variante Ómicron.
Los fabricantes de vacunas ya han difundido lo que están haciendo ante la aparición de esta variante de COVID-19, y aunque han expresado que muy probablemente las vacunas existentes continuarán siendo efectivas para proteger contra esta nueva variante, no descartan que sus mutaciones en la proteína pico requieran hacer modificaciones en los fármacos existentes.
De hecho, las farmacéuticas analizan la conveniencia de actualizar las vacunas actuales, o crear nuevos biológicos dedicados específicamente a la variante Ómicron, y cómo una dosis de refuerzo podría proporcionar inmunidad a ella. Los resultados de la efectividad de las vacunas ante Ómicron y cuál sería la mejor opción para una protección inmunológica requieren todavía de investigación y de algunas semanas más.
Sin embargo, las autoridades de salud de Estados Unidos ya han señalado la importancia de vacunarse por completo y de obtener la dosis de refuerzo de las vacunas existentes de COVID-19 como una manera de hacer frente a Ómicron.
Cómo se actualiza una vacuna y en cuánto tiempo
Deborah Fuller, profesora de microbiología de la Universidad de Washington, explicó en The Conversation cómo los científicos pueden actualizar las vacunas existentes contra COVID-19 ante la aparición de la variante Ómicron. Básicamente se requieren dos cosas: la secuencia genética de la proteína de pico de la nueva variante y una plantilla de ADN para construir el ARN mensajero. Esta plantilla puede fabricarse en tres días.
Fuller asegura que se requiere una semana para producir las dosis que se probarían en el laboratorio y, luego, seis semanas para realizar test preclínicos en células humanas. Posteriormente en 52 días sería posible tener una vacuna de ARNm actualizada para realizar un ensayo clínico en humanos. En total, serían necesarios unos 100 días para actualizar el biológico y probarlo.
Ahora bien, para obtener la autorización de la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos se requerirían varios datos clínicos, pero todos los ingredientes de la vacuna ya aprobada permanecerían, sólo cambiarían algunas líneas de código genético para modificar la forma de la proteína de pico.
“Desde una perspectiva de seguridad, una vacuna actualizada es esencialmente idéntica a las vacunas ya probadas. Debido a estas similitudes, es posible que las pruebas clínicas no necesiten ser tan extensas como las que se necesitaban para las vacunas COVID-19 de primera generación”, escribe Fuller.
La experta señala que no es la primera vez que se actualizan las vacunas contra COVID-19 existentes. En octubre de 2020 la variante B.1.351, conocida como Beta, era lo suficientemente resistente a las vacunas, por lo que los fabricantes desarrollaron una actualización e incluso realizaron ensayos clínicos. Como la variante Beta no se convirtió en dominante, no fue necesario lanzar una vacuna actualizada en ese momento.
Lee más:
+ Ómicron: Lo que SÍ se sabe y lo que NO de esta nueva variante del COVID
+ Qué tan peligrosa es la variante Ómicron hallada en África con más mutaciones que Delta