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Controladores aéreos rechazan ‘bono patriótico’ de $10,000 como una ‘bofetada’ a sus esfuerzos y sacrificios

Sindicato pide soluciones a problemas estructurales en lugar de incentivos temporales a los controladores aéreos

Los controladores de tráfico aéreo aseguran que sus condiciones laborales son precarias desde hace décadas.

Los controladores de tráfico aéreo aseguran que sus condiciones laborales son precarias desde hace décadas.  Crédito: Shutterstock

El sindicato de controladores aéreos de EE.UU. rechazaron el ‘bono patriótico’ de $10,000 que les ofreció la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) como premio a su extenuante desempeño a lo largo de los 43 días que duró el cierre gubernamental, cuando tuvieron que trabajar sin paga y con una reiterada falta de personal.

El grueso de estos trabajadores consideró este estímulo como ‘un insulto’ y, medio de tensiones laborales históricas y una escasez crítica de personal, exigen una reestructura de sus condiciones laborales.

La agencia anunció el jueves este incentivo y advirtió que solo se pagará a quienes hubieran tenido una asistencia perfecta en este periodo de contingencia y generó tensiones sobre la imparcialidad de esta medida. Pero menos de un día después, algunos controladores y sus representantes sindicales levantaron la voz, pues consideran que el pago es “un insulto” y mantiene la tensión, incluso con las actividades normalizadas.

Aprovechando esta crisis, los trabajadores afectados señalaron que el problema no se trata de dinero disponible, ni de quién lo recibe, aun cuando se trate de un tema que ha generado una gran polémica. En realidad, los controladores están levantando la voz por problemas laborales, que según ellos, se remontan a los últimos 40 años y el cierre del gobierno solo fue solo ‘la gota que derramó el vaso.

‘Una bofetada’ de dinero, que no resolvió el problema laboral de los controladores

El administrador de la FAA, Bryan Bedford, y el secretario de Transporte, Sean Duffy, anunciaron el jueves, en un comunicado conjunto, este bono de $10,000 como reconocimiento de la FAA a la ‘labor patriótica’ de los controladores aéreos. El organismo se comprometió a cubrir este estímulo a más tardar el 9 de diciembre.

Sin embargo, de acuerdo con las condiciones establecidas por el gobierno, solo 776 trabajadores, un 8% de los 20,000 controladores y técnicos que trabajaron sin remuneración durante el cierre, serían sujetos de recibir esta remuneración, el resto se ausentó durante algún periodo dentro del parón de actividades y perdieron este beneficio.

Pero los controladores aseguran que el problema es mucho mayor y este bono resulta “insultante”: “Es como una bofetada”, dijo un controlador, quien habló bajo condición de anonimato con Guessing Headlights.

Trabajamos seis días a la semana, hacemos horas extras obligatorias, lidiamos con equipos obsoletos en algunas instalaciones, ¿y creen que 10.000 dólares lo solucionan? Mientras tanto, el estrés está alejando a la gente de la profesión más rápido de lo que podemos formar a nuevos”, dijo el trabajador.

Por su parte, The Travel publicó una entrevista el pasado 12 de noviembre, fecha en la que terminó oficialmente el cierre del gobierno, con Jim Gee, excontrolador aéreo estadounidense con casi 40 años de experiencia, recién jubilado y explicó que sus colegas están frustrados por una bonificación, que consideran insuficiente, ya que no resuelve sus tensiones laborales.

“¿Cómo nos vamos a recuperar de este último cierre? No sé si [los controladores] volverán a trabajar con la misma actitud”, dijo. “Los controladores están un poco desanimados porque ya han visto suceder esto”, en referencia al cierre del gobierno previo que es el segundo más largo de la historia (2019).

Sin embargo, lamentó que este último cierre se percibe que “la confianza en el sistema como controlador podría haber desaparecido”.

Una solución de fondo

Por ello, la Asociación Nacional de Controladores de Tráfico Aéreo (NATCA), el sindicato que representa a unos 20,000 controladores, exige soluciones de fondo a los desafíos de la industria y no con pagos que no tocan las causas de fondo las causas reales de su delicada situación profesional y denunciaron que numerosos controladores aéreos siguen abandonando sus puestos tras el fin del cierre.

Los trabajadores aseguran que algunas torres de control e instalaciones de radar operan con sistemas obsoletos que dificultan su trabajo y lo hacen menos seguro para los viajeros. Y aseguran que este problema podría resolverse rápidamente con una inversión adecuada. Pero el problema es que la situación ha desencadenado en falta de personal y el agotamiento, que se ha acumulado durante años.

La FAA registra un déficit de más de 3,000 controladores, con escasez de personal en varios aeropuertos importantes del país, incrementando la presión sobre el personal actual, que tiene que laborar, desde hace tiempo, jornadas de 10 horas al día, seis días a la semana, provocado fatiga generalizada, agotamiento y baja moral.

Antes del cierre, se jubilaban unos cuatro controladores al día. Ahora se jubilan entre 15 y 20 al día“, declaró Duffy a CNN. “Por lo tanto, esto seguirá vigente en el transporte aéreo mucho más allá de la reapertura de este gobierno”, añadió.

Las jubilaciones y la congelación de contrataciones se remonta a la crisis económica de 2008 e incluso al 1981, cuando el presidente Reagan despidió a más de 11,000 controladores aéreos en huelga tras negarse a regresar a sus puestos tras su ultimátum. Desde entonces, la plantilla de controladores a nivel nacional ha seguido dejando sus carreras para jubilarse anticipadamente o buscar empleos menos estresantes. La pandemia vio un aumentó esta deserción y este cierre lo agravó.

“Va a ser un camino muy difícil a partir de ahora. El confinamiento y la pandemia han afectado la contratación de controladores aéreos. Mucha gente se ha ido y se está yendo. El número de personas que intentan jubilarse se ha disparado...”, declaró Jim Gee.

Ya no es una profesión atractiva

Además, la formación de nuevos controladores aéreos se ha dificultado y no se espera que la falta de personal se reduzca con el tiempo. El proceso de formación toma entre dos y cuatro años para que pueda trabajar de forma independiente y segura, de manera proceso gradual, para que puedan operar en los grandes aeropuertos del país.  

“Cuando se habla del tiempo que lleva preparar a alguien para trabajar y tener la confianza suficiente para ocupar un puesto por sí solo y sin riesgos, pueden ser dos o tres años”, detalló Gee. Sin embargo, la presión es tan alta que muchos controladores nuevos renuncian incluso antes de empezar. El cierre agravó este desafío.

La academia de controladores de tráfico aéreo de la FAA en Oklahoma City continuó sus clases durante el cierre, pero el secretario de Transporte, Duffy, afirmó que algunos aprendices han cuestionado sus opciones profesionales, pues no les resulta atractivo trabajar en un lugar fuertemente estresante durante largas jornadas, con muchas horas extras y muy pocos días libres, donde además tendrían que trabajar sin remuneración durante semanas en futuros cierres. Por ello, muchos estudiantes han preferido abandonar la academia.

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