Así funcionan los nuevos medicamentos que ponen el cáncer a dormir
Una nueva esperanza contra la terrible enfermedad
Tal como lo lees: científicos australianos han descubierto unos nuevos medicamentos contra el cáncer que ponen las células cancerosas a dormir de manera permanente y sin los efectos secundarios que tienen otros métodos como la quimioterapia o la radioterapia.
Una investigación publicada en la revista Nature, difundió el efecto de estos medicamentos que detienen el crecimiento y la multiplicación de los tumores cancerígenos sin dañar el ADN de las células sanas. En laboratorio, han mostrado gran efectividad para detener el cáncer de sangre y de hígado, y para aplazar las recaídas.
Los científicos del Instituto Walter, del Instituto de Ciencias Farmacéuticas Monash y de Cancer Therapeutics CRC, de Melbourne, tardaron 10 años en descubrir que las sustancias, identificados como KAT6A y KAT6B, prácticamente cuadruplican la esperanza de vida de modelos animales con cáncer de sangre y son muy potentes contra las células cancerosas.
Tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia dañan el ADN de las células, con la intención de que las cancerosas no puedan repararlo y mueran; su gran desventaja es que no pueden dirigirse sólo a las células enfermas, por lo que también afectan a las células sanas y provocan los conocidos efectos secundarios (fatiga, pérdida de cabello, náuseas, debilitan el sistema inmune, infertilidad y recaídas).
En cambio, estas nuevas sustancias van directamente a las células cancerosas y las ponen en un sueño permanente con lo que detienen su capacidad de multiplicación o metástasis. Es decir, aunque no las matan, detienen su capacidad de iniciar un nuevo ciclo celular, lo que técnicamente se conoce como “senescencia celular”.
Aunque faltan muchas pruebas antes de que estos medicamentos se prueben en humanos y puedan ponerse a disposición del público, los investigadores se mostraron esperanzados ante lo que podría ser un arma nueva y muy eficaz para combatir la enfermedad que, según el Instituto Nacional del Cáncer, afectará a casi 2 millones de personas en EEUU este año.