Fotos: Una postura de yoga le provocó un derrame cerebral
Una joven mujer completamente sana fue sorprendida por un accidente cerebrovascular
Era octubre de 2017 y Rebecca Leigh, de entonces 39 años, practicaba yoga en su casa como lo hacía regularmente desde hacía varios años. Luego de hacer un parado de manos con la espalda arqueada, la mujer de Maryland notó que su visión era borrosa y que su brazo izquierdo se movía de manera errática, sin que pudiera controlarlo.
Esa postura de yoga le provocó un derrame cerebral, algo que sólo pudo saber varios días después del incidente. Aunque al principio no tomó demasiado en serio sus síntomas, dos días después observó que sus pupilas tenían tamaños diferentes. Y entonces acudió a los servicios de emergencia.
Una resonancia magnética reveló que Leigh había sufrido un derrame cerebral, algo raro para el estilo de vida de la mujer que hoy tiene 40 años: comía saludablemente, no fumaba, era delgada y hacía ejercicio regularmente. Sin embargo, ocurrió.
¿Cómo ocurrió el derrame?
Luego de varios días de análisis, resonancias y tomografías computarizadas, los médicos encontraron que, al alargar el cuello durante la postura de yoga, su arteria carótida derecha se rompió. La carótida es una de las cuatro arterias que administran sangre al cerebro. Ésta es la postura que Rebecca practicaba:
Al lesionarse, la arteria llevó un coágulo de sangre a su cerebro, lo que provocó un derrame cerebral y un pequeño aneurisma, es decir, un abombamiento anormal de la arteria.
Leigh describió en su cuenta de Instagram que durante seis semanas sufrió fuertes y continuos dolores de cabeza, dificultad para levantarse de la cama y un insoportable dolor en los ojos causado por la luz. Durante tres meses escuchó un silbido en su oído derecho, que no era más que su sangre tratando de pasar por su arteria hasta el cerebro. Perdió 20 libras.
Apenas un mes después del derrame, decidió volver a practicar yoga evitando, claro, pararse de cabeza. Seis meses después los médicos le informaron que su arteria estaba cicatrizada, pero a poco más de un año del incidente, todavía sufre las secuelas del accidente cerebrovascular.
Hoy, Leigh todavía experimenta dolores de cabeza, cuello y cara, pérdida severa de memoria, un cosquilleo constante en su brazo izquierdo, visión borrosa y su ojo derecho luce diferente al izquierdo, pero “la ansiedad no me consume ni el pensamiento de que la muerte está sobre mi hombro a cada segundo. Sé lo afortunada que soy. Sé lo distinto que esto pudo haber sido. Estoy obsesivamente agradecida”, escribió en su Instagram.
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