Cuánta carne a la semana se considera saludable, según Harvard

Reconocidos estudios establecen como una importante medida de salud, minimizar el consumo de carne. Especialistas de Harvard recomiendan consumirla no más de dos veces por semana

Platón de cortes de carne

Crédito: Imagen de vika-imperia550 en Pixabay | Pixabay

Sin lugar a dudas el consumo de carne ha sido una de las cuestiones nutricionales más controversiales de los últimos meses. Con base en ello la principal duda que ha surgido en la mayoría de los consumidores recurrentes es ¿Con qué frecuencia debemos comer carne? Si bien, la respuesta puede variar un poco según la fuente. Los estudios son contundentes al respecto y coinciden en que un menor consumo de carnes rojas, siempre mejorará la salud. En cuanto a la cantidad de carne que es “segura” numerosas referencias científicas como es el caso de la reconocida Universidad de Harvard, comprueban que el consumo de 50 a 100 gramos (1.8 a 3.5 onzas) de carne roja por día, incrementa el riesgo de padecer enfermedades crónicas. Por el contrario, no parece haber un riesgo mensurable por comer carne roja una o dos veces por semana.

Evidentemente toda esta información ha desatado cierta polémica y ha llevado a que muchas personas inclusive se pregunten ¿Es mejor abandonar el consumo de carne por completo? Aunque, también existen los menos radicales que se inclinan más por ajustar sus costumbres y apegarse al consumo recomendado. Finalmente este revuelo es razonable, sobre todo teniendo en cuenta las recomendaciones (avaladas por la ciencia) de reconocidos nutricionistas y médicos a nivel mundial, quienes no dejan de hablar sobre las bondades de seguir una dieta basada en plantas.

Todo esto nos hace recapitular un poco sobre las relevantes referencias y estudios. Tal es el caso de la información liberada por la Fundación Española del Corazón, en la cual se confirma que el consumo de carnes rojas y procesadas se asocia oficialmente con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas, ciertos tipos de cáncer, afecciones digestivas y obesidad.  De hecho, la Organización Mundial de la Salud clasificó recientemente las carnes rojas y procesadas como sustancias cancerígenas. Lo cierto es que llevamos muchos años escuchando sobre los efectos secundarios de un excesivo consumo de carnes rojas, el cuerpo es sabio y a través de sutiles síntomas nos alerta ante cualquier exceso.

No existen dudas, en la mayoría de los estudios se confirma: cuanto menor sea el consumo de carnes rojas, mejor será la salud. Como mencionamos en un inicio quienes suelen consumir de 50 a 100 gramos diarios de carne, pueden presentar un mayor riesgo de padecer condiciones degenerativas de salud. Sin embargo para muchos especialistas resulta viable y sin riesgo aparente, comer carne roja magra de una a dos veces por semana. Lo cierto es que probablemente la mejor recomendación, es limitar su consumo a ocasiones especiales y nunca como el eje central de un platillo, tal cual lo propone la dieta mediterránea: la carne se deberá volver un complemento de platillos ricos en abundantes vegetales. 

Es importante entender que aunque existen muchos estudios, que claramente relacionan al consumo de carne con una salud más pobre. Siempre existe el otro lado de la moneda y también se cuenta con referencias comprueban que la carne en cantidades controladas, es una gran fuente de proteínas de alto valor biológico y hierro; aunque no podemos dejar de mencionar que existen maravillosas alternativas como el pescado, las aves, los frijoles o las legumbres pueden proporcionar beneficios similares.

Finalmente a pesar de las incertidumbres la recomendación es clara y es conveniente que todos moderemos la ingesta de carne. La mejor manera de iniciar es considerar consumirla una vez a la semana y solo en una comida del día, poco a poco se volverá un alimento que disfrutamos en ocasiones especiales y restaurantes ¡No del diario!

Otro punto que no podemos dejar de mencionar es la importancia de la calidad en la carne que consumimos. Hoy en día tenemos a la mano carne de productores que tratan a los animales de manera justa, si bien en algunas ocasiones puede incrementar el costo ¡Vale toda la pena! No solo es una costumbre para apoyar a proveedores locales y orgánicos, se asocia con grandes beneficios para la salud, el sabor y la frescura de la carne es completamente diferente. Finalmente si logramos consumirla máximo dos veces a la semana o mejor aún en ocasiones especiales, es mucho más fácil invertir un poco más en consumir carne de calidad. 

A la vez este simple cambio de hábito alimenticio, es de gran ayuda para tener mucho menor deseo por el consumo de platillos elaborados con carne. Nos invita a explotar la creatividad en la cocina creando platillos vegetarianos o que nos permitan aprovechar otras fuentes de proteínas. También nos sentiremos mucho más ligeros, el proceso de digestión y evacuación mejorará, se presenta pérdida de peso, además los niveles de energía y rendimiento son mucho más óptimos.

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