¿Dejar los lácteos te ayudará a perder peso?
Restringir el consumo de lácteos es un tema controversial, ya que se trata de alimentos ricos en nutrientes y con propiedades terapéuticas. Mucho se ha dicho sobre los beneficios adelgazantes que trae consigo evitarlos, descubre la opinión de los expertos
En los últimos meses el consumo de lácteos ha causado demasiada controversia, sobre todo en lo referente a la pérdida de peso. De hecho, en los últimos años evitar la ingesta de lácteos se ha posicionado como una de las principales medidas de numerosas tendencias y celebridades para acelerar el adelgazamiento. También existe la otra cara de la moneda y los defensores de los productos lácteos, afirman que renunciar a alimentos básicos como el queso, la leche y el yogurt, nos aleja de obtener importantes nutrientes y diversos beneficios medicinales. Con base en ello muchas personas se han preguntado si eliminar este grupo de alimentos es realmente un factor mágico para bajar de peso. Lo primero que tienes que saber es que restringir el consumo de productos lácteos ¡Sí funciona para perder esos kilos de más! En principio porque es un ajuste dietético que reduce la ingesta calórica y de grasas.
Actualmente existen muchas referencias científicas sobre los efectos del consumo de lácteos, a la par ha salido a la luz referencia anecdótica de personas que abandonan los productos lácteos y notaron significativos resultados. Tal es el caso de Khloe Kardashian, quien ha declarado que deshacerse de los productos lácteos la ayudó a perder 11 libras en solo un mes y medio sin hacer ningún otro cambio. Lo mismo sucedió con los panelistas de la dieta Zero Belly, quienes dejaron de consumir lácteos durante seis semanas y obtuvieron resultados extraordinarios. Lo cierto es que existen pros y contras al respecto, sigue leyendo.
Por qué omitir los lácteos beneficia la pérdida de peso
1. Reducción en la ingesta calórica diaria
Los especialistas creen que magia de deshacerse de los lácteos, en relación con la pérdida de peso; es que se trata de una omisión que cambia significativamente la ingesta calórica diaria. Es cierto que varias personas han tenido éxito en la pérdida de peso, después de dejar de consumir lácteos. Sin embargo a grandes rasgos el mayor beneficio se relaciona con la combinación de dos factores: nuevos hábitos alimenticios (más saludables) y una disminución de calorías, son aspectos mucho más relevantes que el simple hecho de dejar la leche de vaca o los quesos. Es bien sabido que propiciar un déficit calórico es la medida más importante para bajar de peso y este tipo de ajustes dietéticos facilitan el camino. Por ejemplo: una taza de leche descremada tiene 90 calorías, si estás buscando limitar las calorías diarias el simple cambio por una taza de leche de almendras que aporta únicamente 30 calorías. Entonces, en aquellas personas que los lácteos enteros constituyen una parte significativa de la ingesta calórica diaria: eliminarlos sí que ayudará a perder peso, por el simple hecho de que estamos reduciendo las calorías.
2. Menor inflamación
Una de las consecuencias más populares de un alto consumo de lácteos, son sus efectos digestivos. Si bien existen muchas personas que son intolerantes a la lactosa y con ello a los lácteos, comerlos en exceso traerá consecuencias. Evitarlos es una gran técnica para aplanar el vientre y hacer que nos sintamos mucho menos hinchados e inflamados. Teniendo en cuenta que más del 65% de los adultos estadounidenses que son intolerantes a la lactosa, vale la pena limitarlos a ocasiones especiales. No poder digerir los lácteos adecuadamente provoca hinchazón, gases, calambres y otros problemas gastrointestinales. Dejarlos fuera del menú aunque sea por un período de tiempo, no solo aliviará muchos problemas digestivos, al evitarlos estaremos acelerando la pérdida de peso.
3. Mayores posibilidades de bajar de peso y mantenerlo
Si bien se cuenta con diversas historias de éxito sobre las bondades adelgazantes que trae consigo renunciar a los lácteos. Diversos especialistas en nutrición y medicina, coinciden en que lo supuestos beneficios sobre la pérdida de peso pueden ser en gran medida exagerados. Lo que sucede es que los lácteos son clasificados como alimentos inflamatorios, con efectos similares al azúcar y las grasas trans, sustancias que es bien sabido desencadenan la inflamación y con ello incrementan considerablemente el riesgo de aumentar de peso. Es por ello que en algunos casos, en efecto puede ser una buena medida para bajar de peso, sin embargo esto aplica con mucha mayor relevancia en las personas que sufren intolerancia a la lactosa.
Por qué consumir lácteos podría ayudar a perder peso:
1. La grasa láctea aumenta la saciedad
El otro lado de la historia, habla sobre los beneficios que trae consigo el consumo controlado de lácteos. No en vano forman parte de las recomendaciones básicas de la dieta mediterránea, clasificada como la alternativa más saludable. De hecho, mantener los productos lácteos en la dieta diaria puede ser de gran ayuda para perder peso. Así lo sugiere un estudio publicado en el Scandinavian Journal of Primary Health Care, en el cual se encontró que una alta ingesta de grasa láctea se asoció con un menor riesgo de grasa abdominal. Los investigadores asociaron que el contenido de grasa de los productos lácteos puede prolongar la sensación de saciedad y minimizar la ingesta calórica total, lo que ayuda a mantener a raya la grasa abdominal.
2. La proteína láctea construye masa muscular
Es bien sabido que la masa muscular influye directamente en la pérdida de peso, en gran parte por sus efectos sobre el metabolismo y la quema de calorías y grasas. Con base en ello las dos recomendaciones básicas para aumentar la masa muscular son el consumo de proteínas y los ejercicios de fuerza. Un estudio actual de este año, publicado en la revista Nutrition & Metabolism encontró que la proteína de la leche incrementa el metabolismo, al ayudar a desarrollar masa muscular magra. Más masa muscular magra significa que el cuerpo quema más calorías en reposo, lo cual se traduce en pérdida de peso.
En pocas palabras: la restricción de productos lácteos en la alimentación podría ayudar a bajar de peso, pero no es estrictamente contundente y los resultados puede variar según las condiciones particulares de cada persona. Por lo tanto, la decisión de evitarlos será completamente personal; Clínica Mayo y la Organización Mundial de la Salud (OMS) avalan su consumo controlado y bajo el marco de una alimentación equilibrada. No podemos olvidar que los lácteos se asocian con relevantes beneficios relacionados con la salud: su alto contenido en calcio que protege la salud ósea, su aporte en vitamina D que beneficia al sistema inmunológico, son saciantes y benefician la pérdida de peso, en porciones reducidas (dos porciones al día) pueden reducir el riesgo de padecer síndrome metabólico, aumentan los niveles de energía y el rendimiento físico y mental. Además el yogurt es uno de los mejores aliados de la salud intestinal, alimenta positivamente a la microbiota y con ello se fortalece el sistema inmune, nos protege de enfermedades e infecciones y, también se acelera la pérdida de peso.
Si bien sus cualidades son destacables, las personas que son intolerantes a la lactosa o que simplemente no les gustan los productos lácteos, pueden tener una dieta perfectamente saludable y perder peso sin ellos. En estos casos únicamente será importante asegurar el consumo diario recomendado de calcio, que oscila entre los 1,000 a 1,500 miligramos.
Recuerda que lo más importante para bajar de peso con salud y a largo plazo, es la combinación de diversos factores en nuestro estilo de vida. Entre los que se destaca seguir una alimentación de calidad y libre de procesados, realizar actividad física, generar un déficit calórico, dormir bien y controlar el estrés; de cierta forma deshacerse de los lácteos en sí no es la respuesta mágica.
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