El yogurt puede disminuir el riesgo de hígado graso
Se estima que una cuarta parte de los adultos en el mundo, padecen hígado graso no alcohólico. Un aspecto fundamental en el tratamiento es realizar ajustes en el estilo de vida, sobre todo en la alimentación. Con base en ello, recientemente la ciencia ha comprobado que el yogurt es un magnífico aliado para disminuir el riesgo ¿La razón? Sus poderosos probióticos ayudan a reducir el daño hepático oxidativo e inflamatorio y los niveles de grasas en el hígado
La salud hepática rige aspectos fundamentales de la salud. Es considerado el órgano más grande del cuerpo humano y cumple con importantes funciones como desintoxicar al organismo, secreta la bilis, transporta los desechos, descompone las grasas, produce el colesterol y fabrica la glucosa. Al ser encargado de filtrar las toxinas del organismo, es propenso a saturarse y padecer enfermedades que impiden que funcione o trabaje bien, una de las más relacionadas con el estilo de vida de la sociedad moderna occidental es el hígado graso no alcohólico. Se trata de un padecimiento que se caracteriza por la acumulación de grasa hepática en ausencia de una ingesta significativa de alcohol, lo cierto es que afecta aproximadamente a una cuarta parte de los adultos en todo el mundo y su prevalencia está aumentando.
Lo cierto es que el hígado graso no solo deteriora la calidad de vida, es un padecimiento que se asocia con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, diabetes y obesidad. Si bien el tratamiento médico resulta fundamental, se ha comprobado que realizar ajustes en el estilo de vida (considerando aspectos como la dieta y el ejercicio) es una de las mejores medidas de prevención. Con base en ello cada vez son más las personas interesadas en conocer sobre los mejores alimentos para combatir el hígado graso, tal es el caso particular del yogurt. Un alimento producido por la fermentación bacteriana de la leche, que se asocia con extraordinarios beneficios para la salud, en principio porque aporta una gran cantidad de probióticos al tracto intestinal.
De hecho un creciente cuerpo de evidencia muestra que los probióticos tienen efectos terapéuticos para disminuir el riesgo de padecer hígado graso no alcohólico. Se ha comprobado que es el alimento perfecto para: reducir el daño hepático oxidativo e inflamatorio, disminuye los triglicéridos hepáticos y, por lo tanto el riesgo de padecer esteatosis hepática. Además, los probióticos pueden mejorar la resistencia a la insulina y la dislipidemia, las cuales tienen un papel destacado en el desarrollo de la enfermedad. Con base en ello una de las más populares y actuales recomendaciones médicas para los pacientes con hígado graso, es integrar en la dieta diaria el consumo de yogurt natural.
Para mayor contexto: Se cuenta con un estudios interesante al respecto, en el cual se ha comprobado cómo el consumo de probióticos podría mejorar la esteatosis hepática y las concentraciones de enzimas hepáticas en pacientes con hígado graso. Teniendo en cuenta que el yogurt es una de las mejores fuentes naturales de probióticos, los científicos que colaboraron en dichos estudios comprobaron que su ingesta regular reduce significativamente los niveles de grasa en el hígado, el daño hepático y ayuda a regular las grasas en la sangre.
¿En qué consistió el estudio? El principal objetivo fue averiguar más sobre la relación entre la ingesta regular de yogurt y la disminución del desarrollo de la enfermedad de hígado graso, con base en ello los autores de este estudio investigaron los hábitos de consumo de yogurt de 24,389 personas en China. Todos eran adultos que completaron un cuestionario sobre su estilo de vida y dieta. Los participantes se sometieron a un examen de ultrasonido de su abdomen para que los médicos pudieran ver si tenían hígado graso.
Dentro de los principales hallazgos, se comprobó que los consumidores de yogurt tendían a ser más saludables. De hecho se descubrió que con frecuencia eran más jóvenes, con un mayor porcentaje de mujeres y tenían menos probabilidades de tener sobrepeso, en comparación con las personas que comían poco o nada de yogurt. También tenían niveles más saludables de grasas en el torrente sanguíneo y presión arterial más baja, hacían más ejercicio y eran menos propensos a fumar o beber alcohol que aquellos que no comían yogurt. Complementario a ello se descubrió que los participantes que padecían la enfermedad de hígado graso, tendía a ser mayores, más a menudo eran hombres y eran más propensos a tener sobrepeso. Por obvias razones, presentaban en sus análisis niveles menos saludables de grasas en el torrente sanguíneo, presión arterial más alta y eran más propensos a fumar y beber alcohol. Por lo tanto de manera contundente llegaron a la conclusión de la importancia de realizar modificaciones en el estilo de vida (incluida la dieta y el ejercicio), como la herramienta más poderosa en la prevención.
En la parte final del estudio, cuando se analizaron los datos sobre el consumo de yogurt y la enfermedad de hígado graso, los autores ajustaron los resultados teniendo en cuenta las diferencias de edad, sexo y si los participantes eran obesos o tenían sobrepeso. Esto significó que los efectos del yogurt en la salud hepática se podían ver aún con mayor claridad: las personas que consumían yogurt 2 o 3 veces por semana tenían un riesgo 8% menor de desarrollar hígado graso; mientras que aquellos que comían yogurt al menos 4 veces por semana reducían el riesgo aún más con un maravilloso 14%.
Sin lugar a dudas una gran recomendación dietética, que resulta de lo más accesible y sencillo de incluir en la dieta diaria. Lo mejor de todo es que el consumo habitual de yogurt también se asocia con otros maravillosos beneficios de salud: tiene una potente actividad antiinflamatoria, es un gran aliado para bajar de peso, fortalece al sistema inmunológico, protege a los huesos, mejora el estado de ánimo y la concentración. El yogurt también está relacionado con hábitos alimenticios saludables y nos invita a cuidarnos más.
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