El COVID puede dañar tus riñones en el largo plazo

Investigadores de la Administración de Salud de los Veteranos de EE.UU. encontraron que, entre las secuelas de sufrir COVID, puede enlistarse el daño renal

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Un paciente de diálisis recibe una vacuna de COVID-19. Crédito: AFP / Getty Images

Los científicos continúan analizando las secuelas que el COVID-19 puede dejar en el cuerpo, pues se trata de una enfermedad nueva que aún sigue mutando. Un estudio de la Administración de  Salud de los Veteranos de Estados Unidos encontró que el COVID puede dañar los riñones en el largo plazo y causar incluso la pérdida de su función.

Los investigadores examinaron los datos de 89,000 veteranos estadounidenses que sobrevivieron a la enfermedad y de 1.6 millones que no se habían contagiado con el virus SARS-CoV-2. Fue así como descubrieron que los sobrevivientes de COVID, en general, tienen un 35% más probabilidades de sufrir daño renal o incluso de perder la mitad de la función del órgano durante los primeros seis meses posteriores a la infección.

Este daño provocado por el COVID equivale a 30 años de deterioro de la función renal, explican los expertos. Según sus hallazgos, en comparación con quienes no cursaron la enfermedad, los sobrevivientes tiene un riesgo un 62% más alto de una disminución del 50% de la función renal.

“La atención posaguda de COVID-19 debe incluir la atención a la enfermedad renal”, concluye la investigación publicada en la revista Journal of the American Society of Nephrology.

La enfermedad renal es de por sí un asunto serio en EE.UU. Según la American Kidney Fund se estima que 31 millones de personas en este país padecen enfermedad renal, pero a menudo no lo saben porque el padecimiento no presenta síntomas en sus etapas tempranas. La enfermedad crónica de los riñones puede desencadenar una falla repentina que puede requerir tratamiento con diálisis o un trasplante, e incluso provocar la muerte.

Otros daños a largo plazo

No es la primera vez que se señalan los efectos adversos que el COVID-19 deja en el organismo humano. De hecho, las autoridades de salud reconocen ya la existencia de un COVID prolongado que ocurre cuando los síntomas de la enfermedad se presentan incluso después de que la infección ha cedido.

Otras investigaciones han revelado también daños específicos. Un estudio del Imperial College London encontró que sufrir COVID-19 puede envejecer el cerebro unos 10 años y afectar significativamente la función cerebral. Otro estudio publicado en The Lancet Psychiatry halló que uno de cada tres sobrevivientes pueden sufrir trastornos neurológicos o mentales.

Por su parte, el Clinical Epidemiology Center de Missouri reveló que quienes han cursado COVID-19 tienen mayor riesgo de morir seis meses después de la infección.


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