Por qué nunca debes de volver a poner las cáscaras de huevo en su caja
Loas huevos son un producto básico que todos amamos, son nutritivos e increíblemente versátiles. Al tratarse de un producto fresco es importante asegurar su correcta conservación: una de las peores prácticas es colocar las cáscaras vacías en el cartón de huevos. Aunque sea por un par de minutos, este mal hábito es suficiente para colonizar de salmonella toda la caja
Los huevos son uno de los productos básicos que más se consumen en el mundo, además de ser un superalimento repleto de bondades nutricionales y medicinales. Están en todos los hogares, su versatilidad y usos son inmensos, sin embargo uno de los aspectos principales para disfrutarlos de manera adecuada es su conservación. Los huevos son un alimento fresco, que al cocinarse u hornearse seguir buenas prácticas de seguridad alimentaria es de suma importancia. Sin embargo, en muchas ocasiones nos gana la pereza: la mayoría de nosotros hemos depositado una cáscara de huevo gastada en la caja en lugar de encontrar un receptáculo más apropiado. Si bien es un acto que nunca ha enviado a nadie al hospital, sigue siendo un mal hábito que debemos procurar romper con él de inmediato ¿Cuál es la razón? Es una práctica que aumenta el riesgo de salmonella. En general, pensamos en los huevos crudos y poco cocidos como el principal factor de riesgo, pero es importante recordar que las cáscaras de huevo también pueden contaminarse.
Como seguramente sabrás, los huevos son uno de los alimentos más propensos a contaminarse con la bacteria de Salmonella y que se ha posicionado como una de las principales responsables de intoxicaciones alimentarias graves. Solemos pensar que el mayor riesgo se asocia con los huevos crudos o mal cocinados, sin embargo las cáscaras de huevo al ser de un material increíblemente poroso son propensas a contaminarse muy fácilmente. Si bien de manera general, la producción masiva de huevos maneja altos estándares de desinfección industrial de huevos y con ello se elimina la gran mayoría de la contaminación de la superficie. La realidad es que el entorno de la caja de cartón suele ser la menor preocupación.
Todo eso cambia cuando solemos volver a colocar las cáscaras vacías en la caja. Lo que sucede, es que estamos introduciendo otra fuente potencial de bacterias, residuos de huevos crudos, en el lugar donde almacenas los huevos que seguirás consumiendo hasta que se termine el cartón. Así, que es momento de dejar de pensar que el resto de los huevos son seguros solo por el hecho de que sus cáscaras están intactas. Las cáscaras de huevos son porosas y la salmonella puede penetrarlas, además influyen otros factores como la humedad y esto aumenta una grave posibilidad de contaminación cruzada.
De hecho, inclusive si colocas las carcasas de los huevos usados en la caja tan solo por un minuto mientras terminas de romper el resto: es probable que dejen algún residuo, que podría ser suficiente para colonizar toda la caja. Además, la refrigeración no mata las bacterias, solo las ralentiza.
Así que ya lo sabes, la mala maña de almacenar cáscaras vacías en el cartón de huevos (aunque sea por poco tiempo): le da a la salmonella aún más oportunidades de multiplicarse y potencialmente enfermar gravemente a cualquier miembro de la familia (sobre todo aquellos más susceptibles y con sistemas inmunológicos deprimidos). Por lo tanto la recomendación de los expertos es siempre contar con un recipiente alterno para colocar las cáscaras de huevo usadas y siempre deberás desecharlas de inmediato. También, es importante seguir las medidas adecuadas de conservación de los huevos: evita someterlos a cambios bruscos de temperatura, nunca los laves, asegúrate de los adecuados tiempos de cocción y procura consumir variantes orgánicas y lo más frescas posibles.
Como dato al margen sobre la intoxicación alimentaria por salmonella: Los CDC estiman que cada año en Estados Unidos, la Salmonella da origen a un millón de casos de enfermedades causadas por los alimentos. Es probablemente la bacteria más prevalente, es bien sabido que suele propagarse en alimentos como los huevos y la carne de ave; sin embargo en los últimos años se han descubierto nuevos casos en otros alimentos como son el atún crudo, carne de pavo y cerdo, fruta, vegetales (sobre todo los pepinos), germinados y los pistaches. Las enfermedades producidas por Salmonella son más comunes en el verano, la razón es el clima cálido y en conjunto con los alimentos no refrigerados se crean las condiciones ideales para que se multiplique la Salmonella. Es por ello indispensable garantizar la adecuada refrigeración y congelación de los alimentos perecederos, los alimentos preparados y las sobras en un lapso de no más de 2 horas. Este tipo de enfermedades pueden ser graves y son más peligrosas para ciertas personas, los síntomas de infección generalmente aparecen entre 6 horas y 6 días después de comer un alimento contaminado, pero pueden demorarse mucho más.
Estos síntomas incluyen diarrea, fiebre y cólicos estomacales. Si bien la enfermedad suele durar entre 4-7 días y las personas suelen recuperarse con el consumo de antibióticos, en algunos casos terminan en hospitalización. Cualquier persona puede contraer una infección por Salmonella, sin embargo algunos grupos tienen más probabilidades de presentar una enfermedad grave: los adultos mayores, los niños menores de 5 años y las personas con el sistema inmunitario debilitado por afecciones como la diabetes, la enfermedad hepática, la enfermedad renal, el cáncer o sus respectivos tratamientos.
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