Renuncia superintendente del distrito escolar de Uvalde tras 31 años de labor luego de escándalos por respuestas al tiroteo masivo
Tras la renuncia de Harrell, que estuvo 31 años en el cargo, comenzó la búsqueda de su reemplazo en medio de una serie de despidos tras los cuestionamientos a la respuesta a la masacre donde murieron 21 personas
A pesar de no detallar los motivos de su renuncia, Harrell reconoció que su decisión "no se tomó a la ligera". Crédito: Brandon Bell | Getty Images
Los despidos y renuncias a raíz de la masacre de Uvalde, Texas, en la que murieron 19 estudiantes y dos maestras en mayo siguen saliendo a la luz, destacando la dimisión de Hal Harrell, superintendente del distrito escolar de Uvalde, luego de 31 años en el cargo.
Tras la renuncia, la Junta Escolar de Uvalde comenzó la búsqueda de su reemplazo después de anunciar la semana pasada la suspensión de todos los agentes del distrito ante los cuestionamientos por la respuesta al fatal tiroteo.
“El distrito mantiene su compromiso de resolver los asuntos pendientes con evidencias verificables”, señaló la Junta en un comunicado.
A pesar de no detallar los motivos de su renuncia, Harrell reconoció que su decisión “no se tomó a la ligera”, informó la agencia Efe.
Las autoridades que dieron respuesta a la masacre fueron fuertemente cuestionadas, con la denuncia de la falta de acción y coordinación de la policía escolar, los agentes del Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS) y otros oficiales.
Sin embargo, el principal cuestionado después de la conmoción del tiroteo fue Pete Arredondo, jefe de la Policía Escolar de Uvalde, quien fue despedido en agosto tras la petición de Harrell a la junta.
Asimismo, la oficial Crimson Elizondo fue despedida el jueves pasado luego de que CNN revelara que la agente fue parte de los oficiales del DPS que respondieron al tiroteo.
El autor del fatal tiroteo fue identificado como Salvador Ramos, de 18 años, que irrumpió en dos salones unidos e inició la balacera, tan solo minutos antes de herir a su abuela. Finalmente el adolescente fue baleado mortalmente por las autoridades, quienes esperaron más de una hora para increpar al tirador.
Una investigación de la Cámara de Representantes de Texas determinó que un total de 376 agentes de diferentes agencias respondieron tardíamente, los cuales iban armados con rifles, pistolas y poseían chalecos antibalas.
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