La antigua casa de Joan Rivers ahora está disponible por $34.5 millones de dólares

Esta mansión fue comprado por la fallecida comediante Joan Rivers en 1988 y vivió ahí durante 28 años

Joan Rivers murió el 4 de septiembre de 2014.

Joan Rivers murió el 4 de septiembre de 2014. Crédito: Alberto E. Rodriguez | Getty Images

La propiedad de tres plantas en Upper East Side, Nueva York, que fue el hogar de la comediantes Joan Rivers durante 28 años sigue a la venta. El lugar entró al mercado de bienes raíces en 2021 por $38 millones de dólares, pero vista la falta de interesados durante todos estos años, su actual propietario ha decidido rebajar su costo a $34.5 millones de dólares.

Hay que recordar que Rivers compró esta propiedad en 1988, un año después de la muerte de su esposo Edgar Rosenberg, y le perteneció hasta el día de su muerte, el 4 de septiembre de 2014. En 2015 la propiedad fue vendida por $28 millones de dólares al príncipe Muhammad bin Fahd, hijo del difunto rey Fahd y exgobernador de la provincia oriental de Arabia Saudita.

Sin duda el lugar es perfecto para las personalidades de la realeza, pues tiene una decoración estilo Versalles.

La construcción de esta propiedad fue obra del arquitecto Horace Trumbauer e incluso se considera que esta propiedad es uno de sus mejores diseños.

Entre sus características principales está la privilegiada ubicación, pues se encuentra muy cerca de Quinta Avenida y desde el interior se tienen impresionantes vistas de Central Park.

La propiedad tiene una extensión total de 5,200 pies cuadrados distribuidos en tres plantas con cuatro habitaciones, cinco baños, vestíbulo, sala de estar, sala principal, comedor, cocina, cuarto de lavado y otras comodidades. Además hay una terraza de 430 pies cuadrados.

Aunque la residencia es impresionante y tiene todo para costar millones de dólares, hay posibilidades de que se mantenga en el mercado por sus antecedentes paranormales. En 2009, la propiedad fue parte del programa ‘Celebrity Ghost Stories’ y durante el episodio River llamó a una sacerdotisa vudú para que se encargara de deshacerse del supuesto fantasma de la Sra. Spencer que se había instalado en la propiedad.

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