¿Qué significan para NY las elecciones presidenciales en Venezuela ante éxodo de migrantes?
La Gran Manzana ha visto muy de cerca, desde la primavera de 2022, el "rostro" de los efectos de la crisis multidimensional del país caribeño
La elección presidencial que se realiza este domingo 28 de julio en Venezuela no se parece a ninguna otra jornada comicial que se haya realizado en algún país latinoamericano en las últimas décadas. Y quizás es la primera vez en la historia que el destino político de este país tenga algo de resonancia en la ciudad de Nueva York, en donde hasta hace cuatro años no se tabulaban en el censo oficialmente más de 16,000 venezolanos.
Esa resonancia no tiene que ver con movilizaciones de electores en Nueva York habilitados para votar. En Estados Unidos estos ciudadanos no tienen acceso a participar en este proceso. Tiene que ver con el hecho de que las calles de esta urbe, han sido una de las que con más peso, “ha visto de cerca el rostro” de la espantosa crisis económica y política de esa nación petrolera.
Luego de 25 años del régimen autoritario instaurado por Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro, la expectativa de la mayoría de los venezolanos, como establecen todas las encuestas, es dar un paso para restaurar la democracia y empezar a poner punto final a un modelo represivo y de violación sostenida de los Derechos Humanos, como ratifican varios informes avalados por los Estados Unidos.
Ese cuadro autoritario, en el mapa suramericano, ha expulsado a más de 8 millones de personas, de las cuales miles empezaron arribar desde la primavera 2022, pidiendo un espacio en los albergues municipales de la Gran Manzana.
“Si gana María Corina me regreso”
De los 206,000 migrantes que han solicitado albergue en Nueva York, en 2023 el 64% provenía de este país caribeño. En 2024 la cifra bajó a 23%. Estos números se derivan de varias aproximaciones municipales oficiales. Una de estas personas recién llegadas es Samuel Toledo, de 48 años, quien luego de un año “buscando la vida” en la Gran Manzana, asegura que si “sale la dictadura” y se observan cambios, no dudaría en retornar a su natal Caracas.
“Aquí casi no hay trabajo para nosotros. Estoy muy agradecido con esta ciudad, porque nos han ayudado mucho. Pero yo no vine aquí a vivir del gobierno. Y para nosotros la integración es muy dura aquí. Vinieron muchos delincuentes que nos rayaron (desprestigiaron), por eso muchos no quieren contratar a venezolanos ni para limpiar pocetas”, esboza el migrante.
Un informe presentado por la organización Make The Road NY precisó que, hasta el pasado mes de mayo, apenas el 3% de los migrantes en el sistema de refugios había conseguido un trabajo estable en la Gran Manzana.
Como agravante, Toledo cree que la versión del candidato republicano Donald Trump, quien ha afirmado sobre el supuesto envío de miles de delincuentes y expresidiarios por parte del régimen venezolano al país, ha atizado el fuego a los estigmas negativos, que se han cristalizado contra esta comunidad. Particularmente entre los demás grupos hispanos.
“La mayoría de nosotros vinimos a hacer las cosas bien. Hay muchos profesionales, gente honesta. Por esos crímenes que han sido muy graves, nos han cerrado la puerta a todos. Con delivery y trabajitos de un día, aquí nadie sale adelante. Si gana María Corina. Y hay cambios, yo me regreso. Ni lo pienso”, afirmó Samuel.
El migrante se refiere a María Corina Machado, la líder opositora con más arrastre popular que ha tenido la oposición en las últimas décadas. Esta figura no estará ni siquiera en el tarjetón electoral en este domingo, porque el régimen venezolano le impidió inscribirse para aspirar a la presidencia.
El candidato opositor que realmente estará en la boleta se llama Edmundo González Urrutia, un exdiplomático que se logró inscribir a último momento, por la coalición de partidos que respalda a Machado.
Ambas figuras políticas han coincidido que de continuar ese modelo político que tratan de vencer, la crisis migratoria se potenciará. Parte de su campaña consiste en enviar un mensaje a los inmigrantes de que podrían regresar a reconstruir a esa nación.
“Nada es de la noche a la mañana”
Para otros, como el migrante Miguel Aveledo, de 40 años, aunque se registren cambios la devastación que deja el chavismo es tal, que se requerirán años para lograr cierta estabilidad.
“Levantar a PDVSA (estatal petrolera) y las empresas básicas será muy complicado. Yo vine aquí con mi familia, dos niños, y en diez meses solo he conseguido trabajitos temporales. Nos exigen permisos de trabajo e inglés, hasta para lavar platos. Estamos claros que si gana Trump todo se pondrá más complicado para nosotros. Muchos beneficios, como el TPS, él los va a quitar de un plumazo”, predijo Miguel.
El factor Tren de Aragua
En ese microcosmos poco integrado y disperso que es la migración venezolana en Nueva York, existe una línea divisoria cada vez más clara. En un bloque se encuentran las comunidades más arraigadas, que se asentaron hace un tiempo a través de vínculos familiares y profesionales. Y en otro, quienes lo hicieron recientemente, por el “agujero” de la norma local de derecho al albergue, que alentó a miles de venezolanos a venir a la Gran Manzana, luego de haber cruzado la frontera sur.
Esta oleada imprimió mucha fuerza a la crisis migratoria, que se empezó a escenificar después del fin de la emergencia pandémica. Sin embargo, la proyección es que la permanencia de Maduro en el poder daría aliento a más cruces de venezolanos por la frontera sur con México.
Por ejemplo, la docente y empresaria venezolana Carolina Espino, con 20 años viviendo en Nueva York, interpreta que su país vive una ilusión de pretender “desalojar a una mafia del narcotráfico” con votos. Ella en sus palabras, avizora que Maduro “retendrá el poder” porque no representa a un “sector político”, sino a una “organización criminal, con alianzas con lo peor del mundo”.
“A los venezolanos de bien que viven en Nueva York les conviene a toda costa que haya cambios, tanto en Venezuela como en la seguridad fronteriza de este país. Y un giro en las relaciones de ambos. Debilidades del sistema migratorio le abrieron las puertas a bandas peligrosas como el Tren de Aragua, que ya actúan a sus anchas aquí. Y seguirán llegando. Eso ha destruido nuestra bandera. Ya no se trata del simplismo de asegurar: ‘no son todos’. Han sido suficientes para destruir la imagen de la migración venezolana, como un todo”, razonó.
Lo que afirma Carolina no es una especulación. El Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD), ha confirmado la presencia de esta pandilla en las calles de Nueva York, asociada con jóvenes recién llegados vinculados con robos, tráfico de drogas y ataques a oficiales policiales.
Carolina define que “pase lo que pase” este domingo en su país, no habrá cambios estructurales, ni culturales rápidos, porque hay toda una generación que sólo conoció los abusos, la violencia y las trampas, como forma de sobrevivencia.
Dirigentes de NY se unen a complicar un fraude
Como exponen algunos miembros de organizaciones políticas opositoras, residenciados en la Gran Manzana, la jornada pautada para este domingo está precedida por un descarado ventajismo del régimen.
También persiste el gran fantasma de que Nicolás Maduro, aun sin contar con los votos para ganar, pueda finalmente imponerse, porque domina todas las piezas de un sistema electoral que se ha demostrado está diseñado para atornillar con trampas al chavismo en el poder.
Aún así, hay cálculos que ese escenario totalmente desventajoso no desalentará a la mayoría de los venezolanos registrados para sufragar, a asistir de forma masiva, con la idea de complicar al régimen la estructuración de un fraude.
De hecho, desde Nueva York representantes locales de Vente, el partido político de la líder opositora María Corina Machado, han organizado la campaña ‘un toldito para Edmundo’, con la idea de que miles de venezolanos en Nueva York, Connecticut y Nueva Jersey, aunque no puedan votar, conozcan sobre el proceso, para que orienten y motiven desde la distancia a sus familiares a sufragar. Pero también a defender el voto.
En este sentido, Osbel Paredes coordinador de Vente Venezuela en Nueva York informa que desde acá, se han realizado jornadas para que los migrantes promuevan a distancia la participación entre familiares y vecinos.
“Hemos realizado jornadas en Elizabeth en Nueva Jersey, en frente del edificio del consulado de Venezuela en Manhattan, en el festival de música en Astoria, para que la gente se informe cómo votar y que muevan la participación. La llave de este proceso, en el cual tenemos mucha fe para recuperar la democracia, es que la participación masiva sea la llave”, subrayó el activista.
Sin condiciones, pero con fe
Los venezolanos residenciados en Nueva York no pueden votar, entre otras razones, porque las relaciones diplomáticas con Estados Unidos están rotas. Además, el Consejo Nacional Electoral venezolano, dominado por el régimen, bloqueó la posibilidad de que la inmensa diáspora participara masivamente.
Según algunas proyecciones, derivadas de partidos opositores al régimen, entre 3,5 y 5,5 millones de venezolanos aptos para votar viven fuera del país, de un electorado total de 21 millones de personas. Apenas 69,612 venezolanos que viven en el exterior están inscritos para hacerlo.
La última vez que Nicolás Maduro llamó a una elección fue en el año 2016. Su reelección de acuerdo con las observaciones internacionales, fue un proceso amañado y poco competitivo, que fue desconocido por 50 democracias del mundo, incluyendo Estados Unidos.
Entre la creciente presencia venezolana en Nueva York, Leonel Flores de la ‘Comunidad de Venezolanos en NY‘, opina que “aunque no hay condiciones electorales, porque se están enfrentando a una terrible tiranía, lo que se observa es una resistencia de las mayorías de seguir adelante. No hay instituciones. Se trata de una dictadura, pero aun así tenemos mucha fe, que se puede lograr una transición”.