“Mamás Santa Claus” en trineo visten a enero de Navidad en NYC
Un grupo de latinas de El Bronx, antiguas residentes de albergues, se organizaron para entregar regalos
Consuelo Rodríguez no tiene nada que ver con el Polo Norte. Tampoco conoce a Santa Claus en persona ni ha manejado ninguno de los trineos con los que un ejército de duendes ayuda cada diciembre al famoso viejito barbón a entregar regalos en Navidad, metiéndose por las chimeneas de millones de hogares en todo el planeta.
La madre mexicana, víctima de violencia doméstica, quien vivió varios años en albergues de “la Ciudad de los rascacielos”, donde en más de una Navidad anheló que llegara Santa, al menos a traerle obsequios a sus tres hijos, siempre se quedó esperando.
Quizá las estrictas reglas de los lugares donde vivió, que están lejos de ser “la casa de los sueños”, donde ni siquiera en Navidad era posible tener celebraciones hasta tarde ni mucho menos llegar después de las 8:00 de la noche, evitaron que el personaje regalón se presentara con bolsitas o cajitas adornadas para pintarle una sonrisa a sus niños. O quizá Santa Claus nunca llegó al albergue, porque no había chimenea. Ella solo “quería sentirse apreciada”.
Y aunque la Navidad ya pasó, y este 2025 llegó a la Gran Manzana con un enero lleno de vientos congelantes, que pondrían hasta el propio Santa a tiritar de frío, la madre soltera quiso hacerle competencia al señor de los regalos. Junto a varias vecinas del condado de El Bronx, “Chelo”, como le dicen sus amigas, decidió ponerse manos a la obra “para alegrarle el ratito”, al menos por un momento, a madres que se ganan la vida vendiendo “cositas” en el metro, en estaciones y en la calle, acompañadas de sus hijitos, a quienes la mayoría no tiene donde dejar ni quien se los cuide.
La emprendedora madre, quien se gana la vida como estilista desde antes de salir de los varios albergues donde pasó varios años con sus niños para mudarse a un apartamento manejado por la organización New Destiny Housing, que ayuda a mujeres víctima de violencia doméstica a salir de refugios, quiso convertirse en “mamá Santa Claus”. Convocó a inquilinas de varios edificios y recurrió a sus redes sociales para tocar corazones, y entre todas, junto al liderazgo de otras mamás Santa, como Gloria Barajas, Sandy Onofre, Roxana de la Rosa, y Rosa Jiménez, y la pequeña duendecilla, Kathy Barrera, recaudaron más de 100 regalos y dulces.
Y, al mejor estilo de las bodegas de Santa Claus, almacenaron y empacaron cuidadosamente durante varios días los obsequios y se lanzaron a la calle a repartirlos, empezando su recorrido en la parada del tren 2, en Simpson.
Carritos de supermercado se convirtieron en sus trineos, y en pleno enero le hicieron la Navidad a decenas de pequeños y a sus madres, a quienes tomaron por sorpresa. Los regalitos les llegaron cuando menos lo esperaban y sin necesidad de mandar cartitas.
“Quisimos darles su Navidad en enero, con mucha humildad pero con mucho amor. Y aunque nosotras somos conscientes de que con gestos como estos no vamos a aliviar las necesidades de muchas mamás y sus hijitos, quienes luchan todos los días en Nueva York por salir adelante, sabemos que es una manera de mostrar gratitud a la vida y apoyar a quienes están viviendo situaciones por las que nosotras mismas también pasamos”, asegura la gestora del plan de entregas que terminó en Times Square, donde hasta los famosos “muñecos” disfrazados alcanzaron regalos para sus niños.
“La gente a veces no entiende el enorme valor que significan los pequeños detalles. Cuando nosotras caímos en el albergue, pasamos Navidades donde no podíamos ni siquiera celebrar. Y de regalos ni hablar. Muchas mamás también recordaron su niñez, llena de escases, sin juguetes, en sus países y pensamos que hay tantas mamás y sus hijitos afuera, en medio del frío, a los que podíamos darles una alegría. Lo hicimos y la expresión de sus caritas lo decía todo”, comenta la jefe de la banda de mamás Santa, quien pese a su buena obra revela que recibió algunas críticas.
“La mayoría de mamás a las que les pedimos ayuda para reunir los regalos, que son mamás pobres, sacó de su propio dinero para apoyarnos, pero hubo un par de gente que nos criticó. Una señora nos dijo que por qué mejor no mandábamos camionetas con despensas a Oaxaca. Otro señor dijo que para qué le dábamos regalos a las mamás que venden dulces en el tren, que según muchos reciben muchas ayudas”, dijo la joven madre, quien pidió a los neoyorquinos que no caigan en el error de señalar a quienes se ganan la vida rebuscándose en la calle.
“A veces pensamos que la gente solo está necesitada en nuestros países, y la necesidad la tenemos al lado, aquí mismo. Creo que debemos ser más sensibles, comenzando con simples detalles. La gente cree que las mamás andan con sus hijos vendiendo, porque son malas o para dar pesar, pero en realidad muchas no tienen con quien dejar a sus hijitos. En los albergues no pueden dejarlos”, mencionó la mexicana, quien hizo un pedido al Alcalde, Eric Adams.
“No se vale criticar por criticar. La Ciudad debería invertir en más planes para que estas mamás tengan trabajos más estables y más seguros, y apoyarlas con sitios donde puedan cuidarles a sus hijos”, mencionó Consuelo, quien en noviembre pasado recibió el premio como la Inquilina del Año, otorgado por la organización “The Supporting Housing Network of New York”. “Yo cuando comencé a trabajar en un salón de belleza y vivía en el albergue, cuando no estaban en la escuela mis hijos, tenía que llevármelos al trabajo. Es incómodo, pero muchas veces no tenemos otra opción”.
Gloria Barajas, otra de las integrantes del “plan Santa”, afirmó que no tiene precio ver sonreír a un niño, y por eso desde que comenzó a tejerse la idea de llevarles la Navodad en enero, se subió al trineo.
“Cuando yo era niña mis papás no podían darme Reyes porque no había posibilidades. Por eso cuando crecí, dije que si un día tenía la oportunidad de darle un detalle o juguetes a un niño, lo iba a hacer, y cuando Consuelo me contó sobre su idea, inmediatamente le dije que quería ayudar”, comenta la madre mexicana. “Podemos hacer felices a muchos niños con poco y me llena de alegría saber que como madres hicimos felices a otras madres y a sus hijos”.
El trayecto con el que las “mamás Santa Claus” repartieron los regalitos duró varias horas, y en cada parada mientras se iba desocupando su trineo, sus corazones se llenaban de emoción, como aseguró Kathy Barrera, la duendecilla del recorrido. Con solo 12 años tiene claro el valor de dar.
“Como niña me gusta mostrarle a otros niños que todavía hay gente que apoya a otros y esta experiencia es una manera de enseñar y de decirle a los niños y a sus mamás que trabajan tan duro que pueden contar con nosotros”, dijo la pequeña. “Es hermoso ver que un dulce o un peluche les saca sonrisas en sus su caritas de felicidad. Se les notaba que les encantaban los regalos de Navidad, aunque fuera ya enero y no paraban de dar las gracias”.
Y los afortunados por donde pasó el trineo de “las mamás Santa”, como María Morales, quien estaba vendiendo fruta con su hijita en la estación de la calle 42, en Manhattan, no pudieron ocultar la alegría que les produjo recibir su Navidad en enero, obra de las madres de El Bronx.
“Casi que dan ganas de llorar por esto tan bonito. Yo solo pude darle ropita a mi hija en diciembre y ver que de la nada llegan estas mamitas a consentirnos y a hacernos sentir especial, es un gran regalo”, aseguró la madre ecuatoriana. “A veces a uno nadie le pregunta ni siquiera cómo está y esto fue bonito. Nos hicieron la Navidad”.
Carly, una pequeña, quien también alcanzó juguete, abrió sus enormes ojos negros, y mientras abrazaba un enorme peluche amarillo que le trajeron las regalonas de El Bronx, contó que siempre supo que Santa la iba a venir a visitar algún día.
“Pensaba que Santa Claus era gordo y con barba, pero me sorprendió ver que es una mujer muy linda y que trae varias ayudantes bien bonitas. Santa leyó mi carta”, dijo la niña, mientras las mamás Santa se alejaban a encontrarse afuera con varios Super héroes, quienes en medio del intenso frio de la Gran Manzana, comenzaban a irse con sus bolsillos casi vacíos, pero como la emoción de haber recibido regalitos para sus niños y posar en varias postales con las conductoras del trineo navideño.
Las fotos, aunque seguramente no llegarán al Polo Norte, como dijo uno de los muñecos de Times Square, servirán para mostrar que no solo quienes tienen casas con chimenea pueden “recibir cariñitos” de Santa. También que en Nueva York la Navidad puede ser en enero.