Cuál es el origen de la bombacha blanca, uno de los rituales de Año Nuevo
Se cree que usar ropa interior blanca promueve las relaciones personales y vínculos estables
Es una tradición vinculada a la armonía y tranquilidad espiritual. Crédito: Pixabay
Las celebraciones de fin de año combinan rituales, creencias populares y gestos cargados de simbolismo. Al igual que en la previa de Navidad se volvió común regalar bombachas rosas, en Año Nuevo la tradición cambia de color: el blanco se convierte en protagonista como augurio para el año que comienza.
Regalar una bombacha blanca es una costumbre presente en distintos países de América Latina, entre ellos Argentina y Uruguay. Aunque su origen no tiene una única explicación, la práctica se mantiene generación tras generación y forma parte de los rituales más reconocidos de la temporada festiva.
El color blanco tiene un papel central en estos rituales, debido a su carga simbólica. En la cultura popular representa pureza, limpieza y renovación, valores asociados al cierre de un ciclo y al inicio de otro. Al recibir una bombacha blanca, se transmite un mensaje de energías renovadas y de dejar atrás lo negativo.
Otra interpretación vincula la tradición con la buena suerte y la prosperidad. Se cree que usar ropa interior blanca en la primera noche del año atrae experiencias positivas, estabilidad y éxito durante los meses siguientes. Regalarla refuerza esta intención, convirtiéndose en un obsequio cargado de significado más allá de lo material.

Significados del ritual y sus múltiples interpretaciones
El blanco también simboliza paz y equilibrio. Dentro del ritual de Año Nuevo, la bombacha blanca representa deseos de armonía personal, tranquilidad emocional y bienestar general. Quienes siguen la costumbre buscan así un inicio de año sereno, sin conflictos y con una mayor conexión con ellos mismos.
En el plano afectivo, regalar ropa interior blanca se asocia con amor y nuevos comienzos. Según algunas creencias, este color puede atraer relaciones sinceras, vínculos estables o un nuevo ciclo sentimental durante el año entrante. El significado puede variar según la región, la tradición familiar o la interpretación personal de quienes practican el ritual.
Con el paso del tiempo, la costumbre se ha resignificado y adoptado un tono más festivo y simbólico. Participar en este ritual se convirtió en una forma de compartir buenos deseos, cerrar el año con optimismo y recibir el siguiente con esperanza, manteniendo viva la conexión con la tradición.

Hoy, la práctica de regalar bombachas blancas refleja tanto la continuidad de la cultura popular como la adaptación de sus significados a la vida moderna. El gesto no solo conserva su valor ritual, sino que también se integra a la celebración colectiva, reforzando vínculos sociales y familiares durante la última noche del año.
La tradición demuestra cómo un elemento sencillo, como la ropa interior blanca, puede convertirse en un vehículo de simbolismo, esperanza y deseos de prosperidad para el ciclo que comienza, reafirmando la riqueza de las costumbres latinoamericanas y su capacidad de mantenerse vigentes en el tiempo.