La razón por la que Sessions ha sido clave en los primeros 100 días de Trump
El fiscal general se ha convertido en uno de los hombres de mayor confianza del presidente al hacer realidad sus promesas electorales
Si bien es cierto que los 100 primeros días de Donald Trump en la Casa Blanca han provocado todo tipo de opiniones entre la población estadounidense, hay una cosa en la que la gran mayoría coincide: el fiscal general Jeff Sessions se ha convertido en uno de los hombres clave del gabinete del presidente y en la única persona que no ha defraudado a los votantes.
Desgraciadamente, no se puede decir lo mismo del resto de republicanos: Paul Ryan fracasó al intentar acabar con el Obamacare, el Secretario de Estado Rex Tillerson y la embajadora de la ONU Nikki Haley no llegaron a un acuerdo sobre qué hacer en Siria, y Mike Flynn renunció a su cargo como asesor de seguridad nacional tras ocultar al vicepresidente, Mike Pence, su relación con Rusia.
Mientras la popularidad de sus compañeros caía abruptamente en las encuestas, Sessions se encargaba de mantener vivas las promesas electoras que Trump anunció en su campaña, agilizando, entre otras cosas, los juicios contra inmigrantes ilegales y reforzando la frontera con México para mantener alejados a miles de indocumentados.
No es raro ver, escuchar y leer en los medios conservadores cómo el fiscal general defiende de modo inquebrantable las decisiones tomadas por el presidente y reafirma sus prioridades ideológicas, lo que le ha convertido, según The Daily Beast, en el “líder espiritual” de Trump.
Los demócratas, por su parte, siempre han criticado duramente a Sessions por sus ideas sobre la inmigración, los derechos de voto y la actuación policial: Cory Booker, por ejemplo, testificó contra él (algo que nunca había sucedido) durante su discurso de aceptación, y otro miembro del partido le acusó de ser “un racista y un mentiroso”.
Nada de esto, sin embargo, frenó a Sessions, que ha demostrado tener una gran habilidad para llevar a cabo todo tipo de reformas, desde conseguir que el gobierno volviera a colaborar con cárceles privadas hasta lograr que todas las oficinas de la fiscalía de Estados Unidos tuvieran a alguien responsable de supervisar los casos de inmigración.
“Creo que Sessions es uno de los hombres con más éxito en Washington a día de hoy, y su influencia sobre el presidente es muy importante“, afirmó John Ashcroft, primer fiscal general de la administración de George W. Bush.