Mal de Parkinson: cómo aprovechar las propiedades neuroprotectoras de la cúrcuma como preventor
El mal de Parkinson es una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta el movimiento y deteriora la calidad de vida. La ciencia ha comprobado que el poder terapéutico de la curcumina en conjunto con sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, actúan como un magnífico neuroprotector que disminuye el riesgo y los síntomas
De la amplia gama de alimentos saludables que brillan por sus propiedades medicinales, pocas hierbas naturales han recibido la notoriedad de la cúrcuma. Se trata de una de las raíces antiguas de origen asiático más poderosas y tradicionales, de tal modo que hace siglos es utilizada por diversas culturas por sus beneficios para la salud. Lo cierto es que cada día son más los hallazgos sobre sus bondades, recientemente la ciencia ha descubierto su inmenso potencial como un prometedor tratamiento natural para prevenir la enfermedad de Parkinson y ayudar a controlar los síntomas. Una de las principales razones se asocia con el poder antioxidante de la curcumina, su compuesto activo.
Lo primero es lo primero. La raíz de Curcuma longa es una planta herbácea de la familia de las zingiberáceas nativa del suroeste de la India, es utilizada en el plano gastronómico y medicinal. Y es reconocida en todo el mundo por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. De tal modo que que se cuenta con un creciente cuerpo de evidencia científica en la cual se ha relacionado con éxito el consumo de curcumina para trata una amplia variedad de condiciones de salud. Los estudios sugieren que es útil en el tratamiento del cáncer, diabetes, artritis, padecimientos hepáticos y un gran aliado para beneficiar la pérdida de peso.
Lo que sabemos sobre la enfermedad de Parkinson:
Recientemente se han revelado positivos hallazgos sobre el consumo de cúrcuma y la enfermedad del mal de Parkinson. Se trata de un trastorno del sistema nervioso que afecta el movimiento corporal y empeora progresivamente con el tiempo. A menudo, comienza con un temblor apenas perceptible en una de las manos, si bien son la señal más común se sabe que también pueden incluir una disminución del movimiento y rigidez muscular. Actualmente, no se conocen curas para la enfermedad de Parkinson, pero existen medicamentos y acciones cotidianas que pueden mejorar sus síntomas, entre los que se destacan los siguientes:
– Temblores: Las personas que padecen esta enfermedad, normalmente suelen sufrir un temblor sutil pero notable, generalmente en alguna extremidad y con mayor notoriedad en los dedos o manos mientras están en reposo.
– Movimiento lento (bradicinesia): con el tiempo, algunas acciones y tareas básicas pueden reducir significativamente la velocidad.
– Músculos rígidos: la rigidez y el dolor muscular pueden ocurrir en cualquier región del cuerpo y pueden limitar su rango de movimiento.
– Equilibrio y postura deteriorados: la enfermedad de Parkinson puede dañar la postura general y causar problemas de equilibrio y estabilidad.
– Movimientos automáticos reducidos: puede notar una disminución en la capacidad del cuerpo para realizar acciones inconscientes, como sonreír, balancear los brazos al caminar o parpadear.
– Cambios en el habla: puede hablar en voz baja, demasiado rápido, arrastrar las palabras o dudar antes de cualquier comunicación verbal. No es raro que su voz se vuelva monótona, sin las inflexiones típicas.
– Cambios en la escritura: cuando la enfermedad de Parkinson progresa, puede resultar difícil escribir de manera legible y coherente.
Mucho se ha dicho sobre los factores que detonan la enfermedad de Parkinson, entre las teorías más destacadas se cree que la genética juega un papel importante y que puede ser hereditaria. También existen algunos desecadenantes ambientales, como es el caso de ciertas toxinas y aspectos como la edad y el sexo. Como dato interesante, se ha demostrado que algunas personas presentan diferencias en las células cerebrales; en concreto una mayor presencia de “cuerpos de Lewy” en las células cerebrales puede contener información crítica sobre la causa de la enfermedad de Parkinson.
¿Por qué la cúrcuma beneficia el tratamiento del Parkinson?
Lo primero que tenemos que decir es que la cúrcuma es un potente antiinflamatorio y antioxidante, capaz de iniciar cambios positivos significativos dentro del cuerpo. De manera específica se ha demostrado que su capacidad para reducir la inflamación puede ayudar a las personas con la enfermedad de Parkinson a afrontar algunas de las sintomatologías estresantes.
Complementario a ello, se cuenta con estudios anteriores en los que se ha demostrado que la curcumina es beneficiosa para mejorar la salud del cerebro e incluso puede ser útil en el tratamiento de otros trastornos neurológicos como el Alzheimer y la demencia. Con este antecedente, los investigadores se dieron a la tarea de analizar sus potenciales beneficios para la enfermedad de Parkinson. La evidencia actual sugiere un vínculo poderoso entre la enfermedad de Parkinson y el eje cerebro-intestino, esto es un dato bastante interesante ya que las manifestaciones gastrointestinales a menudo preceden a los síntomas motores en los pacientes con la enfermedad. Ademas el aumento de la permeabilidad intestinal y el crecimiento excesivo de bacterias pueden inducir una inflamación sistémica y que conduce a un manejo incorrecto de una sustancia llamada alfa-sinucleína en el cerebro. Por lo tanto este estudio reciente, apunta a la posibilidad del uso de hierbas antiinflamatorias naturales como la cúrcuma para influir positivamente en los pasos iniciales del Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa asociada a la edad.
Según los investigadores, la acumulación anormal de alfa-sinucleína (αS) dentro de los cuerpos de Lewy puede ser una causa importante de la enfermedad de Parkinson. Se sabe que la exposición crónica a neurotoxinas y mutaciones genéticas aumentan la agregación de αS, lo que conduce a daño oxidativo y disfunción mitocondrial ¿Lo relevante? Los estudios muestran que la curcumina podría aliviar la toxicidad inducida por αS, lo que ayuda a proteger las células contra la apoptosis (muerte celular natural). Por otra parte, existe un trabajo de investigación adicional en el cual se muestra que el extracto de curcuma ofrece un efecto neuroprotector. De hecho se ha comprobado que el tratamiento con una concentración baja de curcumina puede ayudar a proteger contra la neurotoxicidad inducida por el salsolinol. El salolinol es un compuesto del cerebro que se relaciona con la aparición de la enfermedad de Parkinson.
Si bien es cierto que la relación entre las enfermedades neurodegenerativas y el estrés oxidativo ha sido objeto de numerosas investigaciones clínicas. Es bien sabido que los antioxidantes son un método natural prometedor para desacelerar la progresión de diversas enfermedades crónicas. En el caso del Parkinson, una de las principales causas es el desequilibrio entre la actividad antioxidante celular y la generación de especies reactivas de oxígeno (ROS). Con base en ello, un estudio reciente comprobó que la curcumina es muy eficaz para reducir el daño celular resultante del estrés oxidativo y puede ayudar a restablecer el equilibrio entre las ROS y la actividad antioxidante.
Si bien la cúrcuma es un poderoso alimento medicinal sin mayores efectos secundarios, es importante mencionar que nunca va reemplazar el adecuado seguimiento médico. Sin embargo, un extraordinario aliado natural en la prevención y control de síntomas que tanto afectan la calidad de vida, sobre la dosis recomendada la mayoría de los estudios aconsejan entre 500-2,000 mg de curcumina por día. Cabe mencionar que la mayoría de los suplementos de venta libre contienen entre 150 y 250 mg de curcumina por porción, que suele ser un punto de partida seguro.
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