No a la sal: la nueva guía de la FDA busca que los productores de alimentos la reduzcan drásticamente

Esta semana, la FDA ha establecido una nueva recomendación para los fabricantes de alimentos y restaurantes: reducir de manera drástica el uso de sal. El objetivo principal es disminuir las tasas de enfermedad cardíaca, que es considerada la principal causa de muerte en los EE. UU.

Uso de sal

De acuerdo con los expertos de la FDA, disminuir el uso de sal significativamente en los próximos dos años y medio, disminuirá en un 12% la ingesta de sodio en los estadounidenses.  Crédito: Photo by Emmy Smith on Unsplash | Unsplash

A estas alturas todos sabemos sobre las devastadoras consecuencias de un excesivo consumo de sal. No es ningún secreto decir que es uno de los principales detonantes de la hipertensión y las enfermedades cardíacas. Por fortuna cada día son más alas advertencias, tal es el caso de las nuevas normas establecidas recientemente por la Administración de Alimentos y Medicamentos: solicitan a los fabricantes de alimentos y restaurantes que reduzcan la sal en sus productos durante los próximos dos años y medio, con la esperanza de reducir la ingesta general de sodio de los estadounidenses en un 12%.

Se espera que la amplia recomendación (la cual fue anunciada esta semana) cubra una amplia variedad de alimentos: desde comidas de cadenas de restaurantes hasta alimentos procesados ​​en los estantes de las tiendas de comestibles e incluso alimentos para bebés. Finalmente, todos sabemos que lo más preocupante acerca del excesivo consumo de sal es que se encuentra oculta en una extensa gama de productos de consumo cotidiano. De acuerdo con declaraciones de la Dra. Janet Woodcock quien es comisionada interina de la FDA:

“Lo que nos gustaría ver es que la industria alimentaria reduzca gradualmente el contenido de sodio.” Según la especialista, el objetivo es reducir las tasas de enfermedades cardíacas, la principal causa de muerte del país. En última instancia, reducir el sodio en la dieta “tendrá un gran impacto en la hipertensión, las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares.”

Como dato al margen: las pautas dietéticas actuales recomiendan que los adultos no consuman más de 2,300 mg de sodio por día. Es lo equivalente a una cucharadita de sal de mesa. Sin embargo, la realidad es otra completamente; se cuenta con información confirmada por la FDA en la cual se ha comprobado que una persona promedio en los EE.UU., consume alrededor de 3.400 mg de sodio al día. Y lo más alarmante, es que la mayor parte proviene de alimentos procesados, no de la sal de mesa en sí.

Lo cierto es que muchos expertos se han sumado a la conversación, tal es el caso de las declaraciones de Susan Mayne, directora del Centro para la Seguridad Alimentaria: “Reconocemos que reducir el sodio en la dieta cotidiana es difícil de hacer por su cuenta, porque aproximadamente el 70% del sodio que comemos proviene de alimentos procesados, empaquetados y preparados.”

Además, las nuevas recomendaciones tienen como objetivo reducir la ingesta promedio de sal del estadounidense en un 12%; lo cual es equivalente hasta 3.000 mg al día. Para mayor contexto: equivale a consumir 60 cucharaditas menos de sal al año. Si bien ese objetivo no alcanzaría la ingesta diaria recomendada de 2,300 mg de sodio, los expertos confían en que la guía es un buen primer paso para abordar la presión arterial alta, que afecta a casi la mitad de todos los adultos de EE. UU.

Como dato al margen, esta nueva acción finaliza la orientación provisional que la FDA emitió en 2016 sobre la cantidad de sal que las empresas deben agregar a los alimentos; la industria alimentaria ignoró en gran medida la orientación. Sin embargo, cabe mencionar que las nuevas recomendaciones no son vinculantes; lo que significa que las empresas no están obligadas a realizar tales reducciones.

Woodcock dijo que la FDA observará atentamente a la industria durante los próximos años, recompensando a las empresas que cumplan. A la fecha no ha quedado del todo claro cuáles serían las recompensas, tampoco han confirmado si la FDA tomaría alguna medida contra las empresas y establecimientos que no reducen el sodio. Sin embargo, los expertos señalaron que el impulso federal puede aumentar la probabilidad de que la mayoría de los principales fabricantes actúen.

La guía se aplicará a más de 160 categorías de alimentos procesados, envasados ​​y preparados, incluida la salsa de tomate, los productos lácteos y los cereales para el desayuno, así como las comidas de las cadenas de restaurantes. Lo interesante es que las diferentes categorías de alimentos tendrán diferentes niveles objetivo de sodio.

Lo más relevante es que emblemáticas instituciones se han sumado a la labor, tal es el caso del comunicado de prensa liberado por la Asociación Nacional de Restaurantes quienes declararon que han trabajado con la FDA en la nueva guía y “continuarán brindando opciones para abordar los deseos y las necesidades de salud de los clientes”. Por su parte, el Instituto Americano de Alimentos Congelados emitió una respuesta de declaración similar, diciendo que también ha trabajado con la FDA en el asunto: “Nuestros miembros han logrado, y continúan logrando, avances para reducir el contenido de sodio de sus alimentos al ofrecer una variedad de productos para satisfacer las demandas de los consumidores”.

Dentro de los aspectos más positivos de dicha guía y nuevos planteamientos, sin lugar a dudas se encuentra en primer lugar la postura de los expertos en salud pública quienes han aplaudido abrumadoramente la guía.

El presidente de la Asociación Estadounidense del Corazón, el Dr. Donald Lloyd-Jones, señalo que se trata de: “un momento increíblemente emocionante” y con ello se espera ayude a las personas a alcanzar niveles más saludables de sodio en sus dietas. Eso, a su vez, podría reducir el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

Sin lugar a dudas ya era hora que este tipo de guías cuenten con mucho mayor apoyo de la industria, teniendo en cuenta que la enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte en los Estados Unidos para todos los adultos. Sin embargo, de manera particular se sabe que los grupos minoritarios raciales y étnicos se ven afectados de manera desproporcionada. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los afroamericanos e hispanos tienen más probabilidades que los blancos de tener factores de riesgo de enfermedades cardíacas, como presión arterial alta, diabetes tipo 2 y obesidad.

El Dr. Peter Lurie, presidente de uno de los grupos de vigilancia de la industria alimentaria de más alto perfil, el Center for Science in the Public Interest, dijo que es probable que la guía de la FDA sea “la intervención más eficaz que el gobierno estadounidense podría tomar en la actualidad.” Con base en ello, se sabe que su grupo se ha enfocado en presionar por conseguir niveles mucho más bajos de sodio agregado en los alimentos durante décadas, enfatizando que los altos niveles de sodio son omnipresentes en los alimentos envasados.

Lo cierto es que el enfoque de Lurie es bastante realista: “Es muy poco lo que el consumidor promedio puede hacer.” “La única forma de tener un impacto significativo en la ingesta de sodio es responsabilizar a la industria”

Lo cierto es que los efectos de la sal en el cuerpo, no son solo los más evidentes y conocidos como es el incremento en los casos de hipertensión arterial y problemas cardíacos. La realidad es que las consecuencias no comienzan en el corazón, sino en los riñones. La función principal de los riñones es filtrar los desechos y las toxinas de la sangre y mantener un nivel adecuado de líquido en el cuerpo. A medida que se consume más sodio, los riñones son menos capaces de eliminar el exceso. Entre mayor sea la acumulación de sodio, los riñones se volverán menos eficientes para eliminar el exceso de líquido del cuerpo, lo que lleva a la presión arterial alta. Cuando la presión arterial está elevada, el corazón debe trabajar más para bombear sangre a través del cuerpo. Eso, a su vez, aumenta el riesgo de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia cardíaca.

Lo peor de todo es que tales riesgos pueden comenzar desde la niñez. Por lo tanto, las recomendaciones de la FDA también se aplican a los alimentos para bebés pre-envasados. Finalmente los datos no mienten y se cuenta con información en la cual se confirma que hoy en día los jóvenes consumen demasiado sodio, se trata de hábitos alimentarios comienzan temprano en la vida. Persisten y tienen ramificaciones.

Sin lugar a dudas se trata de una extraordinaria iniciativa, que asegura una mejor salud para toda la sociedad sin importar su edad y condición social. Además, las papilas gustativas de una persona tardan solo unos días en aclimatarse a los alimentos con mucho menos sodio. Los datos son claros, y con el apoyo de la industria sin lugar a dudas se podrán salvar muchas vidas.

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