Para un corazón sano: menos sal, más potasio

De acuerdo con los expertos de Harvard, la mejor medida para proteger la salud del corazón y prevenir enfermedades cardíacas es evitar el sodio y aumentar el potasio. Con ello se disminuye hasta en un 18% el riesgo de enfermedad cardíaca e hipertensión, lo mejor de todo es el que el potasio se encuentra en alimentos de lo más nutritivos que benefician otros aspectos de salud

bananas

Aumentar el consumo de potasio en la dieta es fácil, apuesta por el consumo de bananas, naranjas, mangos, ciruelas pasas, aguacate, soja, yogurt, albaricoques, alcachofas y frijoles. Crédito: Shutterstock

A estas alturas todos sabemos que un buen funcionamiento del corazón es uno de los aspectos más importantes en la salud general, que además se relaciona con la prevención de enfermedades mortales y la longevidad. No es ningún secreto decir que una buena salud del corazón se relaciona directamente con el estilo de vida y la dieta, si bien existen diversas recomendaciones una de las principales es evitar el consumo de sodio. Recientemente un estudio encabezado por reconocidos científicos de la Universidad de Harvard, demostró que una excepcional herramienta para tener menor riesgo de enfermedad cardíaca es consumir menos sal y aumentar la ingesta de alimentos ricos en potasio.

El corazón actúa como una bomba que impulsa la sangre hacia los órganos, tejidos y células del organismo. La sangre bombeada por el corazón suministra oxígeno y nutrientes a cada célula y recoge el dióxido de carbono y las sustancias de desecho producidas por esas células. Cuando el flujo de sangre al corazón disminuye o se detiene o el ritmo de los latidos se altera, podría peligrar la vida. En palabras más simples, el corazón puede funcionar como el motor de un auto, es decir la forma en que se trate determinará cuánto tiempo funcionará y de qué manera.

Así, que es probable que después de leer esto desees dejar a un lado el salero y comer una banana. De acuerdo con el primer autor del estudio Yuan Ma, científico en epidemiología en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard; se cuenta con estudios observacionales anteriores que hablan sobre el consumo de sal y la salud cardíaca. Este reciente estudio que contó con la participación de más de 10,000 adultos, llega para afirmar con contundencia lo que se ha dicho en los últimos años sobre la ingesta de sal y la salud cardiovascular. Además, agrega un nuevo elemento a considerar en la prevención: los beneficios del consumo de potasio para la salud cardiovascular.

De acuerdo con el comunicado de prensa de Harvard: “Nuestro estudio combinó datos de participantes individuales de alta calidad de seis estudios de cohortes en los que el sodio se midió mediante el método más confiable en la actualidad, a saber, múltiples muestras de orina de 24 horas. Nuestros resultados deberían ayudar a aclarar el papel del sodio en las enfermedades cardiovasculares, que un menor consumo se asocia con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares en la mayoría de las poblaciones, incluso en los EE. UU.” Los hallazgos de este estudio se presentaron el domingo pasado en la reunión anual en línea de la Asociación Estadounidense del Corazón y también se publicaron simultáneamente en el New England Journal of Medicine.

El sodio es uno de los componentes de la sal de mesa y se encuentra naturalmente en algunos alimentos. Sin embargo, el mayor problema se relaciona con las cantidades exorbitantes que son añadidas en los alimentos procesados, envasados y preparados comercialmente. Es bien sabido que una dieta rica en alimentos ultraprocesados es uno de los principales enemigos de la salud cardiovascular y suele relacionarse directamente con la hipertensión.

Por su parte así como es esencial evitar el consumo de sodio, la recomendación para gozar de un corazón y salud cardiovascular fuerte es aumentar la ingesta de potasio. Este es un mineral muy importante para el funcionamiento del organismo y se encuentra naturalmente en frutas (como plátanos), verduras de hoja verde, frijoles, nueces, lácteos y vegetales con almidón. De acuerdo con los investigadores se recomienda, ya que tiene un efecto opuesto al sodio: ayuda a relajar los vasos sanguíneos y aumenta la excreción de sodio, todo esto mientras disminuye la presión arterial.

En este nuevo estudio, los investigadores llevaron a cabo un análisis conjunto de datos de seis estudios principales: el estudio de seguimiento de profesionales de la salud, el estudio de salud de las enfermeras, el estudio de salud de las enfermeras II, el estudio de prevención de la enfermedad renal y vascular en etapa D, y los estudios de seguimiento de Ensayos de prevención de la hipertensión. A su vez, analizaron los datos individuales de excreción de sodio y potasio, además de la incidencia de enfermedades cardíacas, incluida la enfermedad coronaria (que incluye ataques cardíacos) y los accidentes cerebrovasculares.

Los datos se obtuvieron de múltiples muestras de orina de 24 horas, que según los investigadores es el método más confiable para evaluar la ingesta de sodio de una persona. Dichas muestras fueron tomadas de más de 10,000 adultos generalmente sanos con un estudio de seguimiento de eventos cardiovasculares durante un promedio de casi nueve años. Después de documentar 571 accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos y otros “eventos” cardíacos en los datos, el equipo de Harvard concluyó que una mayor ingesta de sal se asoció significativamente con un mayor riesgo cardíaco en una forma de dosis-respuesta con una ingesta diaria de sodio que osciló entre aproximadamente 2,000 miligramos (mg ) en algunas personas a más de 6.000 mg en otras.

Las Guías Alimentarias para Estadounidenses actuales de EE. UU., recomiendan que los adultos limiten la ingesta de sodio a menos de 2,300 mg por día, lo que equivale aproximadamente a 1 cucharadita de sal de mesa. El nuevo estudio encontró, que por cada 1,000 mg por día de aumento de la ingesta de sodio, el riesgo de una persona de enfermedad cardíaca aumentaba en un 18%. Por el contrario, por cada aumento de 1000 mg por día en el consumo de potasio, el riesgo de enfermedad cardíaca era un 18% menor. Por lo tanto, una relación más alta de sodio a potasio se asoció significativamente con un mayor riesgo cardiovascular, concluyó el equipo.

A las declaraciones sobre los hallazgos del estudio se sumaron las de Frank Hu, profesor de Nutrición y Epidemiología Fredrick J. Stare, quien también es presidente del Departamento de Nutrición de la Harvard Chan School y autor principal del artículo. “Este estudio subraya la importancia de usar un biomarcador confiable para medir la ingesta habitual de sodio y evaluar su relación con el riesgo cardiovascular.” Finalmente este tipo de descubrimientos llegan para brindar mas apoyo a las estrategias de salud pública, incluidas las regulaciones, el etiquetado de los alimentos y la promoción de patrones dietéticos saludables para reducir la ingesta de sodio y aumentar la ingesta de potasio.

Uno de los aspectos más relevantes es que el estudio fue tan interesante, que otros expertos se pronunciaron al respecto. Por ejemplo, Sharon Zarabi es dietista registrada y directora de programas del Katz Institute for Women’s Health de Northwell Health en la ciudad de Nueva York. Al leer los nuevos hallazgos, dijo que el nuevo estudio ofrece evidencia estándar de oro de los daños del exceso de sal en la dieta.

Lo mejor de todo es que las pruebas de orina utilizadas en la nueva investigación están disponibles para todos. De acuerdo con Zarabi: “Estas son pruebas fáciles que podemos hacer en cualquier oficina y al mostrar números, métricas y datos a los pacientes a nivel individual, podemos estar mejor equipados para cambiar el comportamiento.” Además, la gente ni siquiera tiene que sacrificarse por el sabor de los alimentos: hoy en día contamos con numerosas referencias en las que se ha confirmado que podemos mejorar el sabor de los alimentos con alternativas bajas en sodio, el uso de hierbas y especias.

De hecho no es ninguna coincidencia que la Administración de Drogas y Alimentos de EE. UU., recientemente ha sido más enfática en su petición a la industria alimentaria para que reduzca gradualmente el sodio en los alimentos producidos comercialmente durante los próximos dos años y medio.

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