Las últimas palabras del anciano de Texas ejecutado vía inyección letal
Mientras se administraba la inyección letal, Buntion oró el Salmo 23 ("El Señor es mi pastor…") junto a su asesor espiritual, Barry Brown
A más de 30 años de su crimen, un anciano de 78 años fue ejecutado vía inyección letal la tarde del jueves en Texas.
Carl Wayne Buntion recibió una dosis fatal de pentobarbital en la prisión del corredor de la muerte de Texas en Huntsville y fue declarado muerto a las 6:39 p.m.
“Quería que la familia Irby supiera una cosa: siento remordimiento por lo que hice”, dijo el hombre previo a que los trabajadores del penal le administraran la inyección. ju. “Le pido a Dios que consigan el cierre por haber matado a su padre y al esposo de la Sra. Irby”, añadió el reo.
Mientras se administraba la inyección letal, Buntion oró el Salmo 23 (“El Señor es mi pastor…”) junto a su asesor espiritual, Barry Brown.
La presencia de consejeros espirituales en las ejecuciones fue debatida el año pasado por el Tribunal Supremo. El tribunal dictaminó en marzo que, si una persona solicita un asesor, el estado debe permitirlo.
El crimen por el que fue ejecutado
En 1990, Carl Wayne Buntion asesinó al oficial de policía de Houston, James Irby, en una parada de tráfico.
Buntion era pasajero en un vehículo cuando Irby, de 37 años, detuvo el automóvil en junio de ese año. Los informes señalan que el automóvil tenía heroína adentro y Buntion estaba fuera de la cárcel en libertad condicional. Mientras Irby hablaba con el conductor, Buntion le disparó en la cabeza.
Buntion huyó de la escena tras cometer el crimen y fue encontrado hasta un almacén donde se rindió y fue arrestado. En 1991 fue condenado y sentenciado a muerte.
La Corte Suprema de Estados Unidos fue uno de varios tribunales que denegó las apelaciones de los abogados de Buntion.
Según los informes, el automóvil tenía heroína adentro y Buntion estaba fuera de la cárcel en libertad condicional. Mientras Irby hablaba con el conductor, Buntion le disparó en la cabeza.
La mejor oportunidad de Buntion para evitar la ejecución llegó en 2009, cuando un tribunal de apelaciones anuló su sentencia. No obstante, un jurado lo volvió a condenar a muerte tres años después.
Los abogados de Buntion habían argumentado que su edad avanzada significaba que claramente ya no era un peligro para la sociedad y, por lo tanto, no merecía la pena de muerte, pero la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas no estaba convencida.
Mientras la ejecución del anciano se realizaba, docenas de motociclistas recorrieron las afueras de la prisión estatal de Huntsville, recordando al policía que asesinó, quien era un oficial de motocicletas.
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