Homicidio en la bodega por bolsa de papas fritas: dominicano liberado regresó a su país espantado por la violencia en Nueva York
“Está tratando de volver a la normalidad, pero es muy difícil cuando tienes recuerdos de lo que pasó. Le estamos consiguiendo ayuda profesional", comentó un líder gremial sobre el bodeguero dominicano que mató a un agresor el mes pasado en Harlem
A poco más de un mes de que su vida cambiara trágicamente y terminara matando a un ex convicto agresor en su lugar de trabajo, el bodeguero dominicano José Alba se marchó de Nueva York, aparentemente huyendo de la violencia en la ciudad.
Su tragedia comenzó la noche del 1 de julio, cuando se enfrentó con Austin Simon (35) dentro de la bodega “Blue Moon” en Harlem y terminó matándolo a puñaladas, en medio de una disputa que había comenzado por el pago de una bolsa de papas fritas.
Alba, de 61 años, fue detenido esa noche y acusado de asesinato, pero luego logró salir con una fianza reducida de 250,000 dólares a $50,000, cifra que pudo pagar su familia con ayuda de su jefe.
Finalmente el 19 de julio quedó exonerado de todos los cargos, en medio de una polémica en la que hasta el alcalde de Nueva York, Eric Adams, lo apoyó diciendo que era un trabajador que había actuado en defensa propia. El caso sirvió además para reavivar las quejas por la creciente inseguridad en las tiendas y bodegas de Nueva York.
Una vez libre, Alba se fue a descansar hacia la zona norte del estado Nueva York y ahora está regresando a Santiago, República Dominicana, su ciudad natal, dijeron allegados suyos al New York Post.
“Él no va a volver a trabajar en la bodega. Está tomando un descanso luchando con su trauma y dijo que teme por su vida”
Francisco Marte, Bodega and Small Business Group
“Él ya no trabaja aquí. Se está preparando para mudarse fuera del país”, dijo sin compartir su nombre el gerente de la tienda de conveniencia donde ocurrió el apuñalamiento en el Alto Manhattan el 1 de julio.
Alba todavía está tratando de procesar lo que le sucedió, incluido el hecho de ser acusado de asesinato en defensa propia y finalmente que se le retirara la acusación en medio de una protesta generalizada, dijo Francisco Marte, director de “Bodega and Small Business Group”, una asociación de bodegas que ha estado ayudando al trabajador. “Está tomando una pausa en este momento”, confirmó. “Se fue al norte del estado para alejarse de todo” antes de volver de vuelta a su país.
“Él no va a volver a trabajar en la bodega. Está tomando un descanso luchando con su trauma y dijo que teme por su vida”, agregó Marte. “Está tratando de volver a la normalidad, pero dijo que es muy difícil cuando tienes recuerdos de lo que pasó. Le estamos consiguiendo ayuda profesional, y luego [Alba y su familia] deciden si regresa definitivamente (a República Dominicana) o simplemente pasa un tiempo allí”.
“Mi corazón está con el Sr. Alba y espero que encuentre la paz en República Dominicana. Tal vez algún día, cuando se restablezca la cordura en esta ciudad, considerará regresar”, escribió la concejal republicana Vickie Paladino en Twitter.
El enfrentamiento mortal fue captado por dos cámaras separadas. Algo pueril escaló pronto hasta la violencia mortal: primero Alba se negó a que una cliente usara su tarjeta de beneficios para pagar una bolsa de papas fritas para su hija de 10 años. Molesta, la mujer llamó a Simon, su supuesto novio, quien agredió al empleado y en el enfrentamiento terminó fatalmente acuchillado. En respuesta, la adulta no identificada también apuñaló a Alba.
Las dramáticas imágenes mostraban a Alba intentando alejarse de Simon después de ser empujado y luego clavando un cuchillo en su cuello y torso repetidamente mientras los dos luchaban entre sí.
Simon fue llevado al Harlem Hospital, donde lo declararon muerto. Tenía arrestos previos, incluso por robo y asalto, y cumplió condena en una prisión estatal en 2016 por agredir a un oficial de policía.
Alba rompió su silencio sobre el incidente tras salir bajo fianza y le dijo a la prensa que estaba profundamente arrepentido y lamentaba sus acciones.
No es una situación nueva. En Nueva York, el interior y los alrededores de las bodegas son con frecuencia escenas de crímenes, tanto robos como homicidios.
Hasta principios de julio se habían reportado 195 robos en bodegas de NYC en 2022, dijo la policía. A esas alturas de 2021 sólo se habían denunciado 75 atracos de ese tipo. “Los números son aún más altos. Los números no se reportan”, advirtió Frank García, presidente de la Asociación Nacional de Cámaras de Comercio estatales (NASC). Según él, algunos dueños no denuncian todos los crímenes porque han perdido la confianza en la policía y el sistema de justicia penal en Nueva York.
Los ataques son comunes a empleados, clientes y vecinos. En enero, una mujer y su perro pit bull murieron en un tiroteo dentro de una tienda de víveres en Brooklyn. A fines de noviembre un joven de 18 años falleció tras ser baleado varias veces, siendo cliente de una bodega en Staten Island (NYC). En octubre un inmigrante empleado de una tienda murió apuñalado en East Harlem, en una aparente trifulca por 50 centavos en el precio de un cigarrillo. Y la semana pasada, un hispano murió apuñalado al discutir por $20 dólares en una bodega en Inwood.