Claves del atentado terrorista a sala de conciertos en Rusia, uno de los más grave desde Beslán
Unas 133 personas murieron en el ataque terrorista, pero se cree que el saldo mortal podría aumentar, ya que los rescatistas aún siguen buscando cadáveres entre los escombros, posteriormente fueron arrestados cuatro sujetos armados con fusiles automáticos, explosivos y bombas incendiarias, el Estado Islámico reivindicó el tiroteo, además Rusia fue avisada con antelación por EE.UU.
El ataque perpetrado el viernes contra una sala de conciertos en las afueras de Moscú es el atentado terrorista más grave en territorio ruso desde la matanza de Beslán en el año 2004.
Más de un centenar de muertos
Al menos 133 personas murieron en el ataque ocurrido el viernes en torno a las 8:00 de la noche antes de un concierto en la sala Crocus City Hall de la ciudad de Krasnogorsk, en el noroeste de Moscú.
Las autoridades admiten que el saldo mortal podría aumentar “considerablemente” en las próximas horas, ya que los equipos de rescate aún están buscando cadáveres entre los escombros del edificio, donde aún no ha sido extinguido el incendio.
Además, en los hospitales hay más de un centenar de heridos, de los que 44 se encuentran en estado grave y 16, muy grave, según fuentes del Ministerio de Sanidad.
Cuatro hombres armados con fusiles automáticos y explosivos
Según el Servicio Federal de Seguridad (FSB), cuatro hombres armados con fusiles automáticos, explosivos y bombas incendiarias perpetraron el brutal ataque.
Los atacantes pudieron huir, pero fueron detenidos junto a otras siete personas en una carretera de la región de Briansk, fronteriza con Ucrania. Tras ofrecer resistencia, algunos de los detenidos resultaron heridos.
De acuerdo con los servicios de seguridad rusos, los terroristas pretendían cruzar la frontera hacia Ucrania y mantenían “contactos” con representantes de ese país, que supuestamente les habrían garantizado una escapatoria.
El Estado Islámico reivindicó el ataque
El grupo yihadista Estado Islámico reivindicó el tiroteo, según informó en Telegram la agencia Amaq, su órgano de propaganda.
Según los expertos, los yihadistas habrían decidido castigar a Rusia por su papel en la defensa del régimen sirio de Bachar al Asad, la liquidación de la guerrilla islamista en Chechenia y su decisión de cooperar con los talibanes, enemigos del Estado Islámico.
El último ataque yihadista contra territorio ruso tuvo lugar en 2017 contra el metro de San Petersburgo, donde murieron 17 personas y otras 64 resultaron heridas.
Políticos rusos han sugerido que Ucrania podría estar detrás del ataque, aunque Kiev lo ha negado categóricamente, refutación que fue respaldada por Estados Unidos.
Rusia reconoce que Estados Unidos le avisó
Las embajadas occidentales avisaron el 8 de marzo sobre posibles atentados terroristas en aglomeraciones, coincidiendo con las elecciones presidenciales del 15-17 de marzo, pero el presidente ruso, Vladímir Putin, descalificó esas advertencias.
De hecho, el día anterior el FSB dijo haber neutralizado en la provincia de Kaluga una célula del Estado Islámico que pretendía atentar contra una sinagoga en Moscú.
Los servicios de seguridad informaron este sábado a la agencia TASS que Estados Unidos proporcionó esa información a Rusia, pero “tenía un carácter general, sin ningún dato concreto”.
Putin imparte órdenes, pero mantiene silencio
El mandatario ruso, que el jueves fue confirmado como presidente electo por un quinto mandato de seis años, aún no ha emitido ningún comentario sobre lo sucedido en las afueras de Moscú.
El Kremlin informó de que el presidente había sido informado sobre el atentado poco después de que los asaltantes abrieran fuego contra la multitud.
En las siguientes horas mantuvo una reunión con los jefes de los servicios de seguridad y el sábado fue informado por el FSB sobre la detención de los terroristas.
Putin llegó al Kremlin en 1999, pocos meses después de haber ordenado el inicio de la Segunda Guerra Chechena, en la que logró descabezar a la guerrilla islamista en el Cáucaso Norte ruso.
El atentado más grave desde Beslán
Este es el mayor atentado ocurrido en Rusia desde la matanza en la escuela de la localidad noroseta de Beslán, en la que murieron 334 personas, la mitad de ellos niños.
La escuela fue secuestrada en el primer día de clase por un comando checheno, que tomó a cerca de 1,200 personas como rehenes para exigir la retirada de las tropas rusas de Chechenia.
La improvisada operación de rescate acabó en tragedia, ya que los terroristas habían colocado explosivos en el edificio y las fuerzas de seguridad emplearon armamento pesado, lo que fue muy criticado por las madres de los escolares.
En cuando a Moscú, el último gran atentado tuvo lugar en 2011, cuando un terrorista suicida caucásico hizo explotar la bomba que llevaba adherida a su cuerpo en el aeropuerto internacional Domodédovo, dejando 37 muertos y 172 heridos.
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