Alimentos procesados: de qué están hechos y por qué sus componentes son tan nocivos

En las últimas décadas, la ingesta de alimentos ultraprocesados ​​ha aumentado drásticamente en todo el mundo y en algunos casos puede conformar el 60% de la dieta. Su alto contenido en azúcares añadidos, ingredientes artificiales, aceites vegetales refinados, grasas trans y numerosos químicos, que deterioran la salud

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Crédito: Edward Lich | Pixabay

Hoy en día todos queremos estar más saludables. Es bien sabido que la mejor manera de lograrlo a largo plazo, de forma sostenible y segura, es a través de una buena alimentación; de tal modo que no es ninguna novedad hablar sobre los devastadores efectos de una dieta rica en alimentos procesados. Lo cierto es que aunque la mayoría de los alimentos requieren de algún grado de procesamiento, no todos los alimentos procesados ​​son malos para el cuerpo. Los que realmente resultan preocupantes son los alimentos químicamente procesados, también llamados ultraprocesados y que se caracterizan su alto contenido de azúcar, ingredientes artificiales, carbohidratos refinados y grasas trans. Son considerados uno de los principales contribuyentes de la obesidad y una larga lista de enfermedades crónicas en todo el mundo. 

Por fortuna han salido a la luz numerosos estudios científicos que llegan para darnos aún mayor claridad. Tal es el caso de un gran estudio, que contó con la participación de 100,000 adultos y el cual encontró que comer un 10% más de alimentos ultraprocesados ​​en la dieta se asoció con un aumento de más del 10% en los riesgos de enfermedad cardiovascular, enfermedad coronaria y trastornos cerebrovasculares. Entre las principales razones se encontró el alto contenido en grasas saturadas, sodio, aditivos, azúcar y pocos nutrientes, como la fibra. Se cuenta con otra referencia interesante, un estudio que involucró a 20,000 adultos y el cual comprobó que aquellas personas que consumen más 4 porciones de alimentos procesados ​​al día presentan un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas ¿Lo peor? Por cada ración adicional, el riesgo de mortalidad por todas las causas aumenta en un 18%. También se comprobó su directa relación con el aumento de peso.

Con tantas referencias no es de extrañar que en los últimos meses, una de las advertencias nutricionales enfocadas en salud más recurrentes sea evitar el consumo de alimentos ultraprocesados. Sin embargo en muchas ocasiones no tenemos claro lo que contienen y porqué son tan nocivos para la salud, con base en ello nos dimos a la tarea de analizar los principales componentes de estos productos y la manera en que deterioran la salud.

1. Son ricos en azúcares añadidos

Los alimentos procesados ​​tienden a contener azúcar agregada y, a menudo, jarabe de maíz con alto contenido de fructosa. Lo más preocupante es que el azúcar añadido no contiene nutrientes esenciales y sí un alto contenido calórico, además a largo plazo un recurrente consumo se asocia con ingesta compulsiva y adicción por el azúcar. También se sabe que este tipo de alimentos se relacionan con condiciones degenerativas como la obesidad, síndrome metabólico, diabetes tipo 2 y enfermedades inflamatorias. Cabe mencionar que los alimentos y bebidas procesados ​​se encuentran entre las principales fuentes de azúcar agregada en la dieta de los estadounidenses. 

2. Contienen ingredientes artificiales y químicos

Si lo analizas la lista de ingredientes en la parte posterior de los envases de alimentos procesados ​​suele estar llena de sustancias irreconocibles. Es bien sabido que estos productos químicos artificiales los añaden en la industria alimentaria con el objetivo de hacer más atractivos los alimentos y alargar su tiempo de conservación. A menudo contienen las siguientes sustancias: conservantes, que evitan que la comida se eche a perder rápidamente, colorante artificial, saborizantes químicos, agentes texturizantes y docenas de sustancias químicas adicionales.

3. Aceites vegetales y de semillas refinados

Otro de los ingredientes más comunes y dañinos para el peso corporal, y la salud en general son los aceites vegetales y de semillas refinados. Entre las principales variantes se encuentran: aceite de maíz, girasol, cártamo, soja y semillas de algodón. Si bien en algún momento los aceites vegetales fueron recomendados para reemplazar el consumo de grasas saturadas, con el objetivo de reducir los niveles de colesterol y prevenir enfermedades cardíacas. Hoy en día contamos con suficiente evidencia científica que los posiciona como un agente dañino, la razón principal es que son productos altamente refinados sin nutrientes esenciales y por lo tanto calorías “vacías”. Otro aspecto preocupante es su alto contenido en grasas omega-6 poliinsaturadas, que contienen múltiples enlaces dobles que son propensos a dañarse y ponerse rancios cuando se exponen a la luz o al aire. Y los cuales somos propensos a consumir en exceso, de hecho se estima que una persona promedio puede llegar a consumir hasta 16 veces más grasas omega-6 que grasas omega-3, su exceso se relaciona con un aumento en la inflamación, acumulación en las arterias y enfermedad cardíaca.

4. BPA

El bisfenol-A (BPA) es una sustancia química que se encuentra en los envases de plástico de muchos alimentos y bebidas comunes. Se cuenta con estudios en los que se ha demostrado que el BPA, puede filtrarse de los recipientes y entrar en la comida o bebida, los ejemplos más comunes son agua embotellada, alimentos envasado y  enlatados como pescado, pollo, pavo frijoles y verduras. De tal modo que los estudios han demostrado que la exposición al BPA conduce a problemas de reproducción y aumenta el riesgo futuro de cáncer de mama y próstata. También existen otras referencias que han encontrado que los niveles altos de BPA están asociados con la infertilidad, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, ovario poliquístico, alteraciones hormonales, de tiroides y la obesidad.

4. Grasas trans

No podemos dejar de mencionar a las grasas trans, que sin lugar a dudas gozan de muy mala fama, no en vano son consideradas las grasas menos saludables que podemos consumir. Se crean bombeando hidrógeno en aceites insaturados para convertirlos en grasas sólidas y uno de los aspectos más preocupantes de su consumo es que el cuerpo no reconoce ni procesa las grasas trans de la misma manera que las grasas naturales. Son letales para la salud, en gran parte por ser causa de inflamación y sus efectos negativos para la salud del corazón. Su excesivo consumo se relaciona con enfermedades cardíacas, resistencia a la insulina, la diabetes tipo 2 y la obesidad.

5. Hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP)

La carne roja es una gran fuente de proteínas, hierro y varios otros nutrientes importantes. Sin embargo, puede liberar subproductos tóxicos llamados hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) durante ciertos métodos de cocción. Por lo tanto es una sustancia que suele encontrarse en carnes procesadas, envasadas y embutidos. Lo cierto es que los HAP son tóxicos y se relacionan con un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer como el de mama, colon, próstata y riñones.

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