Comisionado Shea NYPD pidió la jubilación, a pocas semanas de asumir el nuevo alcalde ex policía Eric Adams

Coincidencia o no, tanto el comisionado de NYPD, Dermot Shea, como su adjunto Benjamin Tucker presentaron hoy sus papeles de jubilación, lo que abrirá una nueva etapa en el liderazgo del cuerpo policial más grande del país.

Ambos funcionaron mencionaron el 31 de diciembre como su último día con la policía de Nueva York, lo que sería unas horas antes de que el 1 de enero Eric Adams, ex NYPD, asuma la alcaldía de la ciudad.

Shea ha sido el principal policía de la ciudad desde diciembre de 2019, Los dos años de su gestión estuvieron marcados por la pandemia, la reforma penal y el clima anti policial que se acentuó en todo el país desde 2020. Antes de eso, fue Jefe de Detectives, Jefe de Estrategias de Control del Crimen y Comisionado Adjunto de Operaciones.

Adams y Shea han coincidido en criticar el clima de impunidad y retiro de fondos a NYPD. En las última semanas, el comisionado también se ha mostrado alarmado por la detención de pistoleros cada vez más jóvenes en la ciudad, aparentemente ligados a pandillas.

El veterano Tucker comenzó su carrera como aprendiz de policía en 1969. Se convirtió en oficial en 1972 y sargento en 1987. Después de 22 años, y trabajando en una variedad de unidades, incluida la primera Junta de Revisión de Quejas Civiles, que entonces estaba bajo NYPD, se fue a trabajar en el Ayuntamiento para el alcalde Ed Koch.

Ocupó varios puestos civiles, incluido el de jefe de la Comisión de Derechos Humanos y director de seguridad escolar del Departamento de Educación (DOE). En 1995, fue a trabajar para el presidente Bill Clinton en el Departamento de Justicia (DOJ) y luego con el presidente Barack Obama como subdirector de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas (ONDCP).

También dirigió proyectos de investigación sobre la prevención del abuso de drogas entre personas anteriormente encarceladas en las universidades NYU y Columbia.

Tucker regresó a la policía de Nueva York bajo el mando del comisionado William Bratton en 2014 como jefe de capacitación y luego se convirtió en el primer subcomisionado que supervisa el personal, la capacitación, la justicia penal y el sistema disciplinario del departamento. El alcalde Bill de Blasio ignoró a Tucker para dirigir NYPD dos veces. Primero, cuando nombró a James O’Neill para suceder a Bratton en 2016 y luego cuando Shea fue colocado en 2019, recordó Daily News.

Paralelo al clima anti policial y el retiro de fondos promovido por la alcaldía y el Concejo Municipal, las jubilaciones en NYPD han subido desde el año pasado. Más recientemente, el mes pasado el mandato de vacunación obligatoria anti COVID impuesto por la alcaldía llevó a muchos a renunciar, incluso pasando a otros cuerpos policiales en el país.

Uno de los promotores el año pasado de restar fondos a NYPD fue el propio alcalde Bill de Blasio. A fines de agosto él culpó de la creciente violencia en NYC a la falta de juicios realizados por el sistema penal estatal, paralizado por el coronavirus, afirmando que en total sólo se emitieron 18 veredictos en la primera mitad de este año. El número es asombrosamente bajo en comparación con 405 sentencias durante el mismo período previo a la pandemia, en 2019.

Otro reporte alarmante del Departamento de Servicios de Justicia Criminal del estado Nueva York (DCJS) advierte que el año pasado los fiscales de distrito de NYC se negaron a enjuiciar a los detenidos a casi el doble de la tasa de 2019, lo que dejó a 6,522 sospechosos fuera de juicio. En total, los acusadores de oficio retiraron todos los cargos en 16.9% de los 38,635 casos de delitos graves que se cerraron en la ciudad de Nueva York durante 2020.

En el pasado reciente, varios factores que analistas, líderes sindicales, políticos y los propios ciudadanos han vinculado con el auge de la violencia son las controvertidas reformas de la fianza en el estado NY vigentes desde enero de 2020 con el apoyo del entonces gobernador Andrew Cuomo; la liberación masiva de presos para evitar contagios por el coronavirus; la crisis de salud mental con más indigencia en las calles y el Metro; y la reducción de fondos a la policía promovida por el propio De Blasio.